La tertulia en cafés fue en otros tiempos una institución muy arraigada en Madrid y en otras provincias españolas. Su primera aparición como tal la encontramos en tiempos de la Ilustración con la proliferación de los primeros cafés donde se reunían los literatos ilustrados emulando las reuniones celebradas por los intelectuales franceses. Moratines, Iriarte y Cadalso fueron algunos de los escritores que asistían a las tertulias para hablar de teatro, toros, amores, versos y temas políticos. Con la llegada del Romanticismo, en el siglo XIX, la tertulia se populariza y se extiende entre la población. La afición al café aumenta y se multiplican los locales donde celebrar reuniones. Es el momento en que se desarrolla la prensa escrita, medio fundamental que alimenta las apasionadas charlas de la tertulia. Es entonces cuando aparecen los cafés míticos en Madrid: La Fontana de Oro, Lorencini, el Café del Ángel, el Café del Príncipe, el Parnasillo etc...
En todos ellos se reunían
los jóvenes literatos que venían de las provincias para triunfar en
el mundo del Arte y la Literatura. Habían de pasar la prueba de
fuego de su primera exposición y argumentación ante los expertos
oradores tertulianos para ser aceptados en el foro madrileño. Los
sillones de peluche, los veladores, el aroma del café y el rumor de
los contertulios creaban el escenario apropiado para la liturgia de
la tertulia.
Al conjunto de cafés
madrileños donde se celebraban las más famosas tertulias de
mediados y finales de siglo XIX se le conocía como la Academia de
los Cafés, entre ellos la formaban los siguientes: Café de Levante,
Café Imperial, Café Universal, Café de la Montaña donde el
escritor Valle Inclán en una trifulca perdió su brazo, Café de las
Columnas….
Estos eran algunos de los
lugares donde se reunían los intelectuales (entorno a la Puerta del
Sol), los políticos republicanos, los funcionarios cesantes, los
militares y curiosos. Otras tertulias importantes se
celebraban en otros cafés como: Café Fornos en la Calle Peligros,
Café el Suizo donde se reunían los generacionistas, Café Español
donde acudían los hermanos Machado, Café del Prado donde discutían
los ateneístas, El Casino de Madrid a mitad de camino entre "club"
y "café" fue inaugurado en 1910 y en su bellísimo
edificio, la tertulia encontró un lugar excepcional para su
práctica, El Café Pombo en la Calle Carretas fue el lugar donde el
madrileñismo de "vanguardia" de la mano de Ramón Gómez
de la Serna desarrolló su excepcional labor creativa.
Tras la Guerra Civil, la
tertulia llegó a suponer una alternativa a la maltrecha vida
cultural y política del momento. Se hablaba de toros, estrenos
teatrales y literarios entre otros temas. En esta época entre los
cafés más sobresalientes destaca el Café Gijón; González Ruano,
Martín Santos, Sánchez Ferlosio, Gerardo Diego y los componentes
del "Grupo Creadora" (Cela, Pedro de Lorenzo, Azcoaga...),
Jardiel Poncel, Paco Umbral todos ellos pasaron por este bello café
del Paseo de Recoletos.
A partir de los años 70
muchos de los cafés de tertulias desaparecen quedando algunos
pequeños reductos como son: Las Cuevas del Sésamo, El Café
Comercial, El Café de Ruiz …