Situada en la Puerta del
Sol junto a la embocadura de la calle del Carmen, fue realizada en
1967 por el escultor Antonio Navarro Santafé. Representa los
símbolos heráldicos de Madrid: un madroño sinople frutado de
gules, sobre el que se empina un oso.
En un principio, Madrid
sólo tuvo como símbolo a un oso pasante, y con esta enseña
acudieron las milicias madrileñas a la batalla de las Navas de
Tolosa (1212). Posteriormente, y según la tradición, se sustituyó
el oso pasante por un madroño y un oso empinado. Este cambio se
debió a la resolución adoptada en el largo pleito que enfrentó a
la Villa con el Cabildo de Curas y Beneficiados de Madrid sobre la
propiedad de los pastos y arboledas. Así, se acordó que los pastos
pasaran a propiedad del Cabildo y los árboles al Concejo madrileño.
Desde ese momento, el Cabildo usó en su escudo el oso pasante,
mientras que la Villa adoptó para el suyo el oso erguido y el
madroño, enseña que venía a simbolizar que los árboles eran
propiedad de la Villa.
La propuesta para
realizar un grupo escultórico con estas figuras fue hecha por la
sección de Cultura del Ayuntamiento, cuyos responsables planteaban
popularizarlo al igual que había hecho Copenhague con su sirenita o
Bruselas con el Manneken Pis. El monumento le fue encargado a Antonio
Navarro Santafé, que hizo las figuras en bronce. Se decidió
colocarlo en la Puerta del Sol, donde en su día había estado la
fuente de la Mariblanca. En 1985, con motivo de la colocación de una
copia de la Mariblanca en el lugar que había ocupado entre 1625 y
1838, el monumento del oso y el madroño pasó a situarse a la
entrada de la calle Carmen, donde ha estado ubicada hasta el año
2010, en la actualidad ha sido trasladada a la confluencia con la
Calle Alcalá y la Puerta del Sol.
A quien, a fecha de hoy, afirma que el citado oso no es tal si no que es una osa que simboliza la constelación de la osa mayor, así como que el árbol de la escultura no es un madroño si no una encina. Sea como fuera, dicha figura se ha convertido en uno de los emblemas más característicos de Madrid.
A quien, a fecha de hoy, afirma que el citado oso no es tal si no que es una osa que simboliza la constelación de la osa mayor, así como que el árbol de la escultura no es un madroño si no una encina. Sea como fuera, dicha figura se ha convertido en uno de los emblemas más característicos de Madrid.
Fotos: - Puerta del Sol.
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