EL EJÉRCITO OCUPANDO LAS CALLES
A las diez en punto hicieron su entrada por el paseo Sus Majestades acompañados por el resto de la Comitiva Real, el pueblo les aplaudía con fervor, las cámaras tirándoles fotos se volvían locas, la cara de ilusión que vi en la turista Argentina con la que estuve conversando al verlos me emocionó, no sólo son queridos aquí en España sino que ese calor que infunden, esa Humanidad también llega más allá de nuestras fronteras.
El Desfile se inició con el saludo de los Reyes a las personalidades asistentes, el pase de revista a las tropas de Su Majestad, el homenaje a los caídos, el izado de la bandera con toque del Himno Español, una exhibición de la compañía Paracaidista que hizo volar la bandera por el cielo madrileño y la posterior pasada de la Patrulla Águila dibujando la misma en el firmamento por encima del Edificio conocido como “El Enchufe” acompañada del resto de las fuerzas aéreas que componen nuestro Ejercito.
Con todo esto empezó la pasarela, como si de moda se tratara, de todos los cuerpos que forman las distintas compañías encabezadas por las banderas entre las cuales figuraba la de Estados Unidos como invitada, a estas les siguieron los distintos carros de combate que hacían retumbar el asfalto y que imponían respeto a su paso a los espectadores pues pensábamos que en cualquier momento alguno de aquellos cañones podría soltarse si no estaba bien amarrados y girar hacía el personal asistente.
Los soldados que forman los cuerpos de cada especialidad fueron pasando delante de nuestros ojos uno tras otro hasta llegar a los Legionarios encabezados por su famosa Cabra, formando como un miembro más y los Regulares que cerraban el evento, fueron ambos muy vitoreados por el pueblo, estos últimos son los que más atención causaron sobre mí pues conociendo que mi padre había prestado sus servicios en Regulares de Cádiz y Ceuta pude ver su reacción ante su paso, sus ojos se llenaron de lágrimas quizás debido a la añoranza que sentía y los buenos momentos que pasó en aquellos años, solamente por ver su cara en esos momentos de felicidad había merecido la pena estar allí ese día.
Una vez terminado el Desfile, los primeros en abandonar el lugar fueron Los Reyes acompañados de nuevo del resto, una vez más aplaudidos hasta enrojecer las manos, detrás lo hicieron el resto de personalidades políticas los cuales hicieron levantar los pitidos y abucheos.
Regresando a casa observamos a los niños subidos en los tanques, el Ejercito permitía que todo aquel que quisiera verlos por dentro tuviera la ocasión y oportunidad de hacerlo, si ya había sido impresionante verlos circular, ahora estando parados parecían aún más grandes y espectaculares.
Repasando las fotos realizadas a mi regreso, mi padre me preguntó que cuantas podía haber tirado en esas horas, pues había visto que no paraba de enfocar a todo lo que iba circulando delante mía, mi respuesta fue directa cien fotos o más, había ocupado todo el espacio de la tarjeta pues no había cosa que no me pareciera interesante inmortalizar, se quedó con la boca abierta y me hizo prometer que luego le enseñaría una a una para comprobar que había fotografiado también a sus queridos Regulares sino entre él y yo habría algo más que palabras sino lo hubiera realizado después de haberlos tenido a un paso.
Este comentario hizo surgir en mí una sonrisa y quiero que estas simples letras que aquí pongo sirvan como un pequeño homenaje y dedicatoria que te hago llegar con la firme promesa de que no será el único año que haga brotar lágrimas de felicidad en tus ojos, espero poder contar con tu grata compañía, historias y anécdotas por ti vividas durante los muchos años venideros y rutas que recorreremos ambos de la mano, desde aquí te envío mis gracias y algo que pocas veces te digo aunque lo sienta en el fondo de mi corazón: Te quiero Papá.
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