MUSEO NACIONAL DEL PRADO
Esa semana con motivo de la inauguración de la ampliación del Museo la entrada sería gratuita, con lo que aproveché para ir a visitarlo, así podría ver, aunque ya lo conocía, las salas antiguas del Edificio Villanueva.
Como era día festivo (1 de Noviembre de 2007) supuse que acudiría mucha gente, aún así decidí no madrugar mucho pues quería descansar y aprovechar que no tenía que ir a trabajar para levantarme más tarde que de costumbre.
Alrededor de las nueve y cuarto llegué a las inmediaciones de la Puerta de Velázquez, aún no se había formado una cola excesiva de público, cosa que me sorprendió esperaba más gente. Eso mismo no pude decir pasados unos minutos, las tres puertas con las que cuenta el Museo tenían hileras que se extendían a lo largo del Paseo y del Edificio.
Mientras nos encontrábamos esperando una azafata perteneciente al personal del Prado salió a lo largo de las filas repartiendo documentación sobre el acto de inauguración y el lugar que íbamos a visitar. A las diez llegó mi turno, estaba dentro, después de haber pasado por los tornos de seguridad era libre de pasear por donde yo quisiera.
Primero visité la zona nueva donde pude ver distintos grabados de Goya y cuadros de otra serie de pintores pero lo que mas destaco de esa zona es el claustro de Los Jerónimos que está incluido en una de las salas del Museo donde han sido trasladas las piedras que lo forman de una en una, creo recordar que son más de 3.000, esa sala además contiene esculturas de distintos reyes en todo su contorno y en la parte central un hueco desde donde se pueden ver las plantas bajas del edificio, aquí pregunté a una persona de seguridad si podía tomar fotos a lo que muy amablemente me dijo que no estaba permitido para no dañar con los reflejos del flash de las cámaras algo con tanta historia.
De allí pasé a la parte antigua que completa todo el conjunto. Observé cuadros de Velázquez (La Rendición de Breda o Las Lanzas), Rubens, Tiziano, Boticeli, Murillo…. Y cuando me dispuse a marcharme me encontré con un antiguo conocido de la familia que para mi sorpresa trabaja en el Museo.
He de decir que acabé con los pies destrozados y doloridos de tanto caminar y doy el consejo a quien quiera escucharlo que es imposible recorrerse el Prado en un solo día.
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