Los mentideros de Madrid eran lugares donde los madrileños del Siglo de Oro se reunían para conversar. Allí se hablada de todo lo divino y lo humano, se especulaba, fabulaba y en suma, se comentaba, más por no callar que por otra cosa, sobre Madrid, sus gentes y aquellos que las gobernaban.
Existían varios, entre ellos uno de lo más famosos y conocido era el Mentidero de San Felipe o de La Villa.
Estaba situado este mentidero en las escaleras que tenia el Monasterio de San Felipe El Real en la Puerta del Sol. La iglesia se encontraba situada en un plano más elevado ya que ocupaba la manzana que daba a la calle Esparteros, la calle del Correo y la calle Mayor y esto posibilitaba que en las escaleras se situasen todos aquellos que, disponiendo de mucho tiempo para el ocio, deseaban conocer de primera mano las noticias de las posesiones españolas y para ello la proximidad de la Real Casa de Correos era optima. Por otra parte la calle Mayor, era lugar de paseo obligado de los madrileños y en ella, a una hora u otra, siempre era posible encontrarse con la persona buscada, ya fuese un amigo, conocido o la amada. Las gradas suponían un balcón inmejorable sobre esta calle y por ello estaban muy concurridas.
Al de la Puerta del Sol, el de San Felipe, donde estaban además los prestamistas y comerciantes; se refirió Cervantes en su Viaje al Parnaso: “Adiós, de San Felipe el gran paseo donde si baja el turco o sube el galgo, como en gaceta de Venecia leo”.
No era extraño encontrarse, a diferentes horas, a las mismas personas en unos mentideros o en otros.
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