jueves, 27 de febrero de 2014

La casa de la carnicería

En esta casa de la Plaza Mayor, construida enfrente de la Casa de la Panadería, se encontraba el depósito general de carnes que abastecía los mercados y las tiendas de la ciudad. Con anterioridad habían existido en Madrid una carnicería para «hijosdalgo» en la plaza del Salvador, con el privilegio de no tributar por su consumo, y otra carnicería para el resto de los madrileños que no tenían condición nobiliaria, y por lo tanto contribuían fiscalmente a la recaudación de las sisas municipales.


Se desconoce la fecha exacta de la construcción de este edificio, pero se cree que fue reconstruida después del incendio que se produjo en la plaza en 1631, resultando un edificio de características similares a la Casa de la Panadería, con amplios soportales, porticado y con dos torres angulares que remataban los cuerpos laterales. A finales del siglo XIX acogió las dependencias de la Tenencia de Alcaldía y de la Casa de Socorro del distrito de la Audiencia, y con la reorganización municipal de principios del siglo XX se transformó en la Tercera Casa Consistorial y sede de algunas oficinas de varios negociados y secciones del ayuntamiento. En la actualidad es la sede de la Junta Municipal del Distrito de Centro.

lunes, 3 de febrero de 2014

La Casa de la Panadería

Durante el siglo XV, donde confluían los antiguos caminos que se dirigían a Toledo y Atocha se fue creando un gran espacio periurbano entre los arrabales de San Martín y de Santa Cruz que se iban extendiendo extramuros de la ciudad. Este espacio, conocido originariamente como la plaza del Arrabal, fue utilizado frecuentemente como lugar donde se celebraba el mercado principal de la villa, localizándose aquí una primera casa porticada que tenía la función de regular el comercio de la plaza. Esta primitiva lonja de comercio es el antecedente de la Casa de la Panadería que construyera en 1590 Diego Sillero, siguiendo las directrices del arquitecto Francisco de Mora, una vez que se produjo una primera ordenación urbana de la plaza con los conocidas derribos de «las casas de la manzana» en 1580.


En cuanto al edificio, era una composición simétrica de cuatro alturas y planta baja porticada, rematado el último piso en forma de ático y los laterales coronados por torres angulares. El incendio de agosto de 1672, el segundo que se producía en la plaza, destruyó por completo la Casa de la Panadería, por lo que se encargó al arquitecto Tomás Román la realización del proyecto de reconstrucción y a los pintores Claudio Coello y José Jiménez Donoso la decoración interior y los frescos de la fachada. Otro incendio ocurrido en el verano de 1790 arrasó tres cuartas partes de la plaza, aunque se pudo salvar la Casa de la Panadería, siendo su altura y sus trazas arquitectónicas las que vendrían a ordenar el resto del caserío de la plaza en las obras de reconstrucción que al año siguiente emprendió Juan de Villanueva.


Por encargo de Felipe III el arquitecto Juan Gómez de Mora realizó, entre 1617 y 1619, una transformación profunda de la vieja plaza del Arrabal, resultando una plaza rectangular, homogénea en la altura de su caserío e ideal como espacio cortesano de representación. En el centro del lado norte de esta plaza, que desde entonces y salvo en algunas pocas ocasiones se ha venido llamando plaza Mayor, Gómez de Mora consiguió integrar el edificio de la Casa de la Panadería modificando tan sólo su planta baja, aunque su altura era inferior a la del resto del caserío que conformaba la plaza.

En la parte superior centrada de la Casa de la Panadería se encuentra un escudo de España con las armas en tiempos de Carlos II, llama la atención la ausencia de las armas de Portugal, recientemente independizada del Reino de España. El escudo está compuesto por las armas de Castilla y de León, en el primer cuadrante; las armas de Aragón y Sicilia, en el segundo; las armas de Austria y de la Borgoña moderna, en el tercero; las de la Borgoña antigua y Brabante, en el cuarto, las de Flandes y las de Tirol en el escusón de abajo y el símbolo de Granada en el centro del escudo. Las armas de Portugal se habrían situado en el escusón de arriba, entre las de Castilla y León y las de Aragón.

Con posterioridad se han repetido en el edificio obras de remodelación interior y restauración, siendo muy conocida la que realizó en 1880 el arquitecto Joaquín María Vega.

En 1988, el Ayuntamiento de Madrid convocó un concurso público restringido para acometer la decoración de la fachada, debido al gran deterioro de las pinturas que había realizado el pintor y ceramista Enrique Guijo en 1914. A ese concurso fueron invitados los artistas Guillermo Pérez Villalta, Sigfrido Martín Begué y Carlos Franco, resultando ganador este último, con un proyecto basado en personajes mitológicos como Cibeles, Proserpina, Baco o Cupido, y otras inventadas por el artista, relacionadas con la historia de Madrid y de la Plaza Mayor. Los trabajos para pintar los frescos de Carlos Franco se llevaron a cabo en 1992.

Han sido varios los usos y las instituciones que a lo largo del tiempo se han instalado en este emblemático edificio, pues además de servir como tahona general de la villa, desde 1732 albergó las dependencias del Peso Real, más tarde algunas de sus estancias se convirtieron en sede de las Reales Academias de San Fernando (1745-1774) y de la Historia (1774-1871). En el último tercio del siglo XIX el municipio se hizo cargo del edificio para, en primer lugar, instalar la Biblioteca Municipal y, ya a comienzos del siglo XX, transformarla en la Segunda Casa Consistorial de Madrid y en sede del Archivo Municipal. En la actualidad sigue acogiendo dependencias municipales, y algunas instituciones como el Centro Cultural Mesonero Romanos.