jueves, 26 de junio de 2008

Historia del Cementerio de San Isidro


HISTORIA DEL CEMENTERIO DE SAN ISIDRO


Los primeros cementerios madrileños datan de principios del siglo XIX, puesto que anteriormente, los enterramientos eran realizados en las iglesias de la ciudad. Ya durante el reinado de Carlos III se intentó que por razones de higiene y salubridad se empezaran a construir cementerios fuera del casco urbano.


No obstante, no fue hasta el reinado de José Bonaparte con su prohibición de enterrar a los difuntos en el interior de las iglesias, cuando se construyeron los dos primeros: el Cementerio General del Norte (llamado vulgarmente de la Puerta de Fuencarral, en 1809) y el del Sur (1810). La Sacramental de San Pedro y San Andrés, fue el segundo que se construyó con la autorización del 9 de Marzo de 1811. Acto seguido, diversas Archicofradías y Sacramentales de la ciudad empezaron a construir paulatinamente sus propios cementerios para enterrar en ellos a sus afiliados.


El primero de estos fue el de la Sacramental de San Isidro, el más antiguo de Madrid y el único fuera del casco urbano, realizado en 1811 sobre el llamado Cerro de Las Ánimas, entorno a la actual Vía Carpetana, fue un proyecto de José Llorente. Está situado en el paseo de La Ermita del Santo, nº 78, se puede visitar de Lunes a Domingo de 9 a 18 horas.


Construido como ampliación del Cementerio de la Sacramental de San Pedro y San Andrés, recibe en la actualidad el nombre completo de Cementerio de la Sacramental de San Isidro, San Pedro y San Andrés. Siendo propiedad de la Archicofradía del Santísimo Sacramento, San Isidro Labrador y Ánimas del Purgatorio.


La Ermita, la Sacramental y los terrenos colindantes fueron confirmados en su posesión a la Sacramental por el Rey Fernando VII el 18 de septiembre de 1814.


Ampliado sucesivamente a lo largo de su historia, en él se encuentran distintos tipos de enterramientos, muestra de la arquitectura de los siglos XIX y XX. Muchas de las estructuras son historicistas, de tal modo que remiten a estilos artísticos del pasado. En esta Sacramental descansan interesantes personajes del mundo político, literario y artístico del siglo XIX como los escritores Leandro Fernández de Moratín y Mesonero Romanos, la cantante Consuelo Bello -más conocida como la "Fornarina"- o los políticos Antonio Maura y José Canalejas, entre muchos otros.


Durante el siglo XIX se convirtió en el cementerio de calidad de Madrid, siendo el preferido por la aristocracia, los políticos, los grandes burgueses y los artistas, lo que nos ha legado, entre sus siete patios, un conjunto de panteones de gran calidad arquitectónica y artística dentro del monumento funerario. Los arquitectos empleaban todos los recursos disponibles, enriqueciendo sus trabajos con elementos escultóricos y la presencia de oficios artísticos de cantería, forja, vidrieras y esmaltes. Este está considerado uno de los cementerios más interesantes de Europa y catalogado como Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico.


De los siete patios que conforman el cementerio los tres más antiguos son también los tres más interesantes. Estos son rectangulares, de forma claustral, en la que se encuentran los nichos, que es la parte más sobria.


El más antiguo de los patios es el de San Pedro de 1811, diseñado por Rafael Isidro de Hervías, en él se pueden encontrar las sepulturas de Antonio Fraseri (médico de Fernando VII), de Bernardo Conde (director de la Fábrica de Cerámica del Buen Retiro), Campomanes y la familia Madrazo. Es de señalar también, que desde este patio se tienen unas panorámicas espectaculares de Madrid. En el patio de San Andrés de 1829, obra de José Llorente, descansan entre otros el general Diego de León y el Conde de Toreno. El patio de San Isidro es obra de José Alejandro Álvarez, elaborado en 1842, en él descansan personajes como Leandro Fernández de Moratín, Ramón de Mesonero Romanos, Antonio Maura, José Canalejas, Consuelo Bello (La Fornarina) y Manuel Montes de Oca.


A mediados del siglo XIX se hace necesaria una nueva ampliación, construyéndose el patio de la Concepción, de estructura neoromana de columnatas y torreones, que encierra un formidable conjunto de panteones con todos los estilos del siglo XIX. Los recintos posteriores ya no alcanzan la calidad de los cuatro anteriores.


Fotos: - Cementerio Sacramental de San Isidro.

Cementerio Sacramental de San Isidro


CEMENTERIO SACRAMENTAL DE SAN ISIDRO


Se encuentra en el lateral izquierdo de la Ermita y lo primero que vemos al traspasar su valla es un camino de piedras y cipreses a ambos lados como preámbulo o antesala a su entrada real, en el lado derecho de esa hilera se ven las distintas estancias que forman la Ermita, las cuales no son visitables, separadas del camposanto por una tapia de ladrillos de media altura y en el lado izquierdo vemos diferentes mausoleos o panteones que parecen autenticas edificaciones religiosas y no exactamente lo que en ellas se hayan que son difuntos.

La escena puede parecer tétrica o macabra pero me acerqué a las puertas de uno de esos panteones porque pensé que se trataba de un templo construido dentro del interior del Cementerio, la torre se veía desde el exterior y por su belleza tanto externa como interna parecía una Iglesia (cosa que no pude captar con la cámara por respeto a la familia propietaria y porque aunque mis ojos si veían con claridad su interior el objetivo no lo hubiera reflejado).

Adentrándome, atravesé el puesto de flores que hay antes de la explanada mayor, en donde pregunté al vendedor por la Casa del Santo, ya que tenía entendido que no había estado muy lejos de allí, cosa de la que luego me desengañó, la Casa donde vivió esta en otro lugar que también será motivo de visita, también pude conocer a través suya que el cuidador de todo aquello vivía dentro del Cementerio desde hacia ya treinta y cuatro años aproximadamente y era el encargado de mantener todo el lugar limpio y en orden, noticia que pocos días después confirmó la Cadena de Telemadrid en un reportaje y posterior entrevista que emitieron.

Se trata del mayor y más antiguo lugar de difuntos existente en Madrid, así lo pude comprobar por sus lápidas y nichos, también observé que la mayoría de las familias a las que pertenecían se encontraban entre la gente de alta posibilidad económica, al menos eso es lo que se deduce de los nombres que ponía en alguna de ellas (Marqueses de…, Duques de…., D….. al servicio de Sus Majestades ……, etc…), aunque también podría haber algunas pertenecientes a familias menos pudientes (tumbas colocadas en espacios abiertos bajo tierra a los que se accedía por unas escalerillas) pero no quise bajar a comprobarlo a pesar que me hicieron la invitación para ello.

El Chotis


EL CHOTIS


El chotis es una música y baile con origen en Bohemia. Su nombre deriva del término alemán Schottisch (escocés), una danza social centroeuropea a la que se quiso atribuir origen en un baile escocés. Diversas variantes del schottisch perviven en la tradición portuguesa, francesa, italiana, inglesa, austriaca, escandinava, finlandesa y mexicana. En Argentina, el chotis fue introducido por los alemanes del Volga asentados en el país, y es la base de lo que luego devino en chamamé. El chotis se puso de moda en toda Europa durante el siglo XIX.

El chotis llegó a Madrid en 1850 y se bailó por primera vez, en el Palacio Real, la noche del 3 de Noviembre de aquel año, bajo el nombre de Polca Alemana. A partir de ese momento, alcanzó gran popularidad y llegó a ser el baile más castizo del pueblo de Madrid, hasta convertirse en un símbolo del Madrid festivo. Según el periodista José Ayala, el chotis, y su organillo acompañante, fue introducido en Madrid por un inmigrante siciliano apellidado Apruzzese, que durante una estancia en Viena aprendió el secreto de las pianolas y fue el primero en traerlas a Madrid, instalando su taller en la Calle de San Francisco. Allí en Madrid se las llamó "organillos", y la música de ritmos austriacos que traían llamada Schotis encandilo a los chulapos madrileños. En una calle de Madrid, en la Cava Baja, aún hay un bar que recuerda esta historia y cuyo nombre es "Schotis".

La forma de bailar un Chotis no es complicada. Las parejas que lo ejecutan, ataviadas con los trajes típicos de chulapos madrileños, lo bailan así: El hombre sujeta con una mano a la mujer y con la otra mano, metida en el bolsillo del chaleco y con los dos pies juntos, gira en redondo sobre las punteras de sus zapatos, mientras la mujer baila a su alrededor. Cuando la música lo indica, la pareja da tres pasos hacías atrás y tres hacia adelante y se reinician los giros. En un Chotis bien bailado, el hombre gira solamente en el espacio de superficie de un ladrillo o baldosa y mirando siempre al frente.

Se puede aprender a bailar el Chotis en las Vistillas, junto al Palacio Real y en la Pradera de San Isidro, durante las fiestas del santo patrón de Madrid. Generalmente se baila en las verbenas, fiestas típicas de Madrid. Las mujeres suelen bailarlo ataviadas con un mantón de Manila y los hombres suelen lucir una parpusa (especie de boina) en su cabeza. Sin duda alguna el chotis más popular es el llamado "Madrid, Madrid, Madrid" del genial compositor mexicano Agustín Lara.

miércoles, 18 de junio de 2008

Romerías en la Pradera de San Isidro


ROMERÍAS EN LA PRADERA DE SAN ISIDRO


Las Romerías con las que cada 15 de mayo se celebra la fiesta de San Isidro, patrono de Madrid, están documentadas desde 1575. Los primeros datos que se conocen de la celebración de una Romería junto a la Ermita datan del año 1575 cuando la Archicofradía Sacramental de San Andrés acordó una colaboración de caridad en la Ermita después de haber celebrado la Santa Misa.

El 29 de abril de 1607, un año después de la ampliación de la Ermita, se reúne el Gobierno de la citada Archicofradía, y acuerdan celebrar una procesión anual a la Ermita fijando la fecha del 6 de mayo (recordemos que hasta 1619 no se establece la -festividad de San Isidro el día 15 de mayo), en esta procesión, los cortesanos se juntan en la Ermita con los labradores que proceden de Carabanchel en otra procesión a la que concurren las cofradías de la Parroquia de San Sebastián de Carabanchel. Se crea de este modo el paraje junto a la ermita, como un lugar de encuentro de personas de diferentes clases sociales, que fue puesto de relieve en la literatura de los siglos XVII al XIX.

Del año 1612 tenemos la declaración de Gabriel López de Hoyos quien señala en el mes de mayo la procesión que parte de San Andrés con la imagen del santo. El 15 de mayo de 1623 acudió Felipe IV a la Romería de San Isidro. La construcción de la nueva Ermita en 1725 hizo que aumentase la afluencia. Torres Villarroel, escribe en esta fecha: La Corte se despobló, marcha la gente a millares y como el milagro vio, más allá de Manzanares todo Madrid se pasó.

Entre los puentes de Segovia y de Toledo uniendo los paseos de la Ermita de los Pontones, está el Puente de Isidro, contemporáneo, sin otro interés a su emplazamiento histórico. Buscan el camino más corto entre la Iglesia de Andrés y la Ermita de San Isidro, la Archicofradía Sacramental construyó un puente en 1633 en este lugar, que siempre estaba destruido por las avenidas del río, y era sustituido por un pontón que dio origen al nombre del Paseo.


Celebrada en la Pradera de San Isidro, el sitio físico en el que se desarrolla la fiesta, está delimitado por los paseos de Illán, Quince de Mayo, el de la Ermita del Santo y la calle del General Ricardos. Tras la Eucaristía, el arzobispo de Madrid se traslada a la Pradera del Santo, en donde bendice las aguas de La Fuente. Los romeros acuden con sus cestas de comida a las praderas que rodean la ermita -desde hace años incorporadas al casco urbano de la ciudad-, para dar vida a una tradición que ha logrado mantenerse hasta nuestros días sin perder su peculiar sabor castizo. Por la tarde, la imagen de San Isidro y de su esposa, Santa María de la Cabeza, recorren en procesión la calle del Sacramento hasta la Plaza de la Villa, a través de la calle del Cordón.

Los fusilamientos producidos durante la Guerra Civil en las tapias del Cementerio de San Isidro, hicieron que durante los años posteriores no se considerase lugar apropiado para celebraciones festivas, por lo que tomó su testigo la Casa de Campo recuperándose más tarde la tradición.

El momento de mayor auge de esta Romería fue durante el siglo XIX. En 1941 se comenzaron a urbanizar los márgenes del Río Manzanares y la Pradera fue menguando. Pero durante todo el siglo XIX la celebración congregaba cada año a miles de madrileños y visitantes, tal y como plasmaron importantes artistas como Goya. Los romeros salían de la ciudad por la Cuesta de la Vega y la Calle de Segovia con sus guitarras y panderos. Al llegar a la Ermita asistían a misa y besaban los restos óseos del Santo, contenidos en un Relicario del siglo XVIII. A continuación bebían el agua de La Fuente mientras recitaban las siguientes palabras: “San Isidro hermoso, patrón de Madrid, que el agua del risco hiciste salir”.

La tradición de beber el agua se mantiene hoy en día, al igual que los puestos de rosquillas listas (con baño de azúcar) y tontas (sin baño), cachivaches, bebidas y vasijas de barro. Todavía muchas familias extienden sus manteles sobre el césped y comen ese día cerca de La Ermita. Después se les podrá ver en los numerosos conciertos y actuaciones que el Ayuntamiento de Madrid suele organizar para celebrar el día grande de la ciudad.

Fotos: - Pradera de San Isidro.

Historia de la Fuente del Santo


HISTORIA DE LA FUENTE DEL SANTO


Fechada en el siglo XII se sabe que el agua de la Fuente procede de un manantial, que nace unos metros más arriba, a la izquierda de la Ermita, y que es conducida bajo ésta hasta la Fuente.

En la inspección que realizaron a la Ermita los Jueces Apostólicos que instruían la Causa del labrador madrileño (finales del siglo XVI) se dice lo siguiente: En la ermita hay una ventana junto al suelo que fue abierta y se vio que de ella salía agua que corre encima de una fuente existente en el suelo, y que es la Fuente de la cual testifican los testigos de la información, con su agua fueron sanados y sanan de diversas enfermedades los que la beben.


A partir de este manantial se construye un viaje de aguas documentado en 1407 y que llegaba hasta la fuente del puente de Toledo, después de regar las huertas de San Dámaso. Construido el cementerio de San Isidro, el Reglamento para la distribución de aguas, publicado en 1872 señala que los jardines de éste se riegan con el agua de dicho manantial, que se extrae y eleva con una máquina situada frente a la Ermita del Santo Patrón.

Hoy día el agua de la Fuente procede del manantial, mejorada por la depuradora que instaló el Ayuntamiento de Madrid detrás de la Ermita.

Sobre el caño de la Fuente encontramos numerosas lápidas con inscripciones. En el punto más alto hay un relieve en estuco del siglo XVIII que es una copia del cuadro de Carreño realizado para la Capilla de San Isidro que representa el milagro de la Fuente, y que fue reproducido en grabados. Bajo éste, inscripciones alusivas a los milagros obrados por el agua de la Fuente, de las que destaca ésta: “¡Oh! ahijada tan divina como el milagro enseña pues sacas agua de peña milagrosa y cristalina. El labio al raudal se inclina y bebe de su dulzura, que Isidro asegura que si con fe la bebieres y calentura trajeres, volverás sin calentura”.

Otra lápida contiene un texto procedente de Lope de Vega que dice así: “Bebe Iván dulce cristal e Isidro lágrimas bebe. Dura la fuente, a quien debe Madrid salud celestial; pierde el río su caudal con estar juntos los dos, y ella, perenne por vos, dice que milagro fue, que como es fuente de Fe no puede faltarle Dios”.

El diario La Razón publicó el 30 de Septiembre de 1999 la noticia del "descubrimiento por arqueólogos de la CAM (Comunidad Autónoma de Madrid) de la “verdadera Fuente del Patrón", unos metros más abajo, en la fuente de Milanes, construida en 1861 por orden de Julián Milanes Secretario Primero de Gobierno de la Archicofradía Sacramental, haciendo referencia a “documentos" que no se citan. Está formada por una piedra blanca, vertical, de la que emerge el caño. Actualmente está seca, y nunca hicieron milagros sus aguas.

Fotos: - Fuente de San Isidro Labrador.

Fuente del Santo


FUENTE DEL SANTO


El horario de apertura al público de la Fuente del Santo, que se haya al lado derecho de la edificación, es exclusivamente los domingos por la mañana de 10,30 a 14 h.

Al terminar mi visita a La Ermita, no quería irme sin ver la Fuente del Milagro, aquella que hizo manar San Isidro un día que se encontraba realizando sus labores en el campo. No pude acceder a ella porque como dije anteriormente acudí allí un Sábado y sólo se puede ver los Domingos pero la examiné desde el exterior de la verja de entrada al pequeño patio donde se encuentra, el agua fluía por ella muy clara, daba la sensación de frescura, caía a un pilón de piedra el cual está presidido por una inscripción que desde fuera no se puede leer, la vista no alcanza y una pequeña talla que parece ser la representación del Santo en el momento de la aparición del manantial, el resto del complejo se asemeja a los porches de entrada de las casas que hay en numerosos pueblos de España, similar a los de la zona de Ciudad Real que yo he podido conocer.

De allí poco más puedo destacar, aunque me queda el deseo de volver para probar el agua una mañana de Domingo.

martes, 10 de junio de 2008

Historia de la Ermita de San Isidro Labrador

HISTORIA DE LA ERMITA DE SAN ISIDRO LABRADOR


En 1528, en la orilla derecha del Manzanares, a las afueras de Madrid, entre los puentes de Segovia y Toledo, en lo alto de un cerrillo, la Emperatriz Isabel, esposa de Carlos I, hace erigir una ermita para custodiar el manantial santo cavado a comienzos del siglo XII por un labrador mozárabe de Madrid después de que el Príncipe don Felipe y el propio Emperador, afectados por unas altas fiebres, hubieran recobrado la salud al beber agua de él, en el lugar que ocupaba la antigua casa de labor habitada por San Isidro y su familia, en las tierras de los Vargas, que se extendían desde la Casa de Campo hasta el pueblo de Carabanchel. Recordemos que Felipe II compra la Casa de Campo a los descendientes de los Vargas. Los campos inmediatos a la ermita son el escenario real del milagro.


Según la tradición fue elegido este lugar porque en él el futuro santo labrador, Isidro -que había vivido en el siglo XII y no fue canonizado hasta 1622-, hizo surgir una fuente milagrosa, golpeando una peña mientras trabajaba los campos de su señor, Iván de Vargas y para que perdurase la memoria de la visión de los ángeles labrando junto con el santo, se levantó un sencillo oratorio a manera de una casa pequeña cuadrada.


Muy pronto fue foco de visitas de cristianos de la Villa que acudían para orar. Peregrinaciones que encerraban ciertos riesgos, ya que se cuenta que la reina Isabel La Católica, a finales del siglo XV, se vio junto a esta fuente acometida por un oso al que ella misma consiguió matar.


La sencilla iglesia que conocemos hoy, fue reedificada en 1725 por Don Baltasar de Zúñiga, Marqués de Valero, sobre las ruinas de la construcción primitiva la cual presenta una única nave con cúpula y linterna, conservó materiales arquitectónicos y decorativos de la primera. El retablo mayor representa un relieve de San Isidro obrando el milagro de la Fuente, en el que aparece Juan de Vargas arrodillado a sus pies. En los laterales tallas en madera de San Isidro y Santa María de la Cabeza. El conjunto está firmado por Enrique Cuartero Huerta en 1941.


La lámpara que arde del Santísimo en el altar, además de indicarnos la presencia de Cristo hecho Eucaristía, nos debe recordar a tantos cristianos perseguidos a causa de la fe y nos interpela pura la transmisión de la fe cristiana a las nuevas generaciones.


Actualmente es un lugar de oración y de peregrinación, donde los devotos del Santo acuden a pedir favores y a agradecer los recibidos, que están registrados en un libro existente en la entrada. Durante el año, sábados y domingos, el Santuario ofrece su silencio a todo el que quiere orar, los domingos por la mañana se puede renovar el bautismo y beber agua de la Fuente del Santo (abierta los domingos, en que se celebra una misa a las 12 y los martes a la 17,30 p.m. misa mozárabe). Cada sábado, a las 12 horas se celebra la Santa Misa, en la que se pide de manera especial por los difuntos del Cementerio.


Tiene la Ermita el privilegio de celebrar en ella la Eucaristía en rito Hispano-Mozárabe, que se lleva a cabo en varias ocasiones: en torno a mediados de mayo, el 9 de septiembre, festividad de Santa María de la Cabeza, el 21 de noviembre y en los primeros días de enero.


Son significativas las peregrinaciones que tienen lugar en el mes de enero, el día 2, para celebrar el comienzo del año, y la visita a la fuente en el Domingo del Bautismo del Señor; y luego, en mayo, cuya tradición se remonta a poco después de la muerte del Santo, el día de San Isidro y el domingo posterior. De gran devoción son las antiguas celebraciones de la Virgen el 21 de noviembre y el 18 de diciembre -ocho días antes de Navidad.


Detrás de la ermita, en el llamado cerro de San Isidro, en 1811 se asentó sobre el ábside de la Ermita el Cementerio Sacramental de San Isidro, fue construido por la Archicofradía Sacramental.


Ermita de San Isidro Labrador


ERMITA DE SAN ISIDRO LABRADOR


¿Me encontraría a Juan, el personaje del anterior cuento, escuchando misa allí?, eso fue lo que pasó por mi cabeza cuando me encontré a las puertas de la misma un sábado del mismo mes de Octubre de 2007. Esta sería mi segunda ruta turística por Madrid, como comenté en uno de los apartados anteriores, ya había realizado una visita al Cerro de San Isidro y aproveché ya que me encontraba allí para conocer la Ermita y lo que la rodeaba.


Se encuentra situada en el Paseo del Quince de Mayo, nº 62 al cual podemos llegar en metro (estación Marqués de Vadillo Línea 5) o en Autobús Líneas 25 y 50 de la EMT.


Al haber oído hablar de ella en infinidad de ocasiones, la imagen que dibujé en mi mente era una exageración, la había magnificado yo misma, había imaginado una estructura grande, digamos que la comparé con la majestuosidad de La Catedral de La Almudena, un edificio grande y sobrio, realmente me sorprendió lo que vi pero para bien. Se trata, a mi modo de ver, como una pequeña casa que parece acogedora y cómoda, me impresionó su cúpula desde el exterior, es lo que más destaca al mirarla en su conjunto, sin embargo su interior es pequeño, creo que apenas conté unos quince bancos en el frontal y dos a los laterales para que los feligreses se acomoden a escuchar la oración, cosa que yo hice por unos minutos cuando llegué, pues estaban realizando la misa, mientras tanto pude observar con detenimiento su altar, los cuadros de los laterales, en todo ello predomina el color dorado, también observé la acústica del lugar, no hay que levantar mucho la voz para ser escuchado con claridad y creo, aunque no estoy segura, que una de las dos puertas que se haya en el lateral del altar, una podría pertenecer a la Sacristía o Capilla y la otra comunicar con una pequeña vivienda donde se aloja el religioso.


Una vez finalizada la ceremonia me dispuse a realizar las fotografías que más tarde observareis en el álbum adjunto, todo ello habiendo tomado las pertinentes medidas de seguridad (quitar el flash de la cámara) para no dañar el Patrimonio Cultural.


La Cruz de Oro (2ª Parte)


LA CRUZ DE ORO (2ª Parte)


No había despuntado el alba cuando ella lo despertó, le dijo que las Autoridades estaban recorriendo las casas en busca del objeto, habían ido al barrio pobre porque sabían que los Nobles no robarían algo así, le aconsejó que fuera a buscarla donde la hubiera dejado y la trajera a casa, al menos allí después de registrada una vez no volverían, estaría a resguardo de ser encontrada y pensarían después que hacer al respecto.

Así lo hizo, se encaminó a la Ermita, fue al altar donde la dejó, levantó el Santo con mucho cuidado y empezaron a temblarle las piernas, ¡no estaba!, pero si recordaba muy bien que ese era el lugar donde la había dejado, ¿alguien la habría cogido?, por un lado sería su salvación no podrían acusarle de algo que no tenía, nadie le vio cuando la cogió y nadie le vio dejarla allí pero otro cargaría con su culpa si le pillaban.


- ¿Buscas esto? – le susurraron a su espalda.

- ¿Y usted quien es? ¿Cómo tiene eso en su poder? ¿De donde ha salido?, no tiene pinta de ser el Párroco.

- Quién yo sea no tiene importancia, aunque le diga mi nombre posiblemente no me conocerá, soy Isidro El Labrador, aquí el caso que nos ocupa es esta reliquia de la que usted se apoderó ayer tarde de forma indebida para solucionar un problema menor que le ha producido un problema mayor aún, pero ¡Hombre de Dios! con lo fácil que hubiera sido ayudarle y no ha hecho más que buscarse otras complicaciones.

- Pero Señor Isidro…….

- Isidro solamente, no soy un Señor, no hay peros que valgan, esto será lo que hagas y espero que esta vez cumplas con tu palabra y una vez hecho lo que te diga acudas a contarme lo acontecido en esta misma Ermita. Escucha, ahora cogerás La Cruz, irás a la Joyería y arrepentido la devolverás a su tendero pidiendo disculpas por lo cometido y como perdón de tu malicia le ofrecerás tus servicios de forma no lucrativa para hacer lo que a menester sirvas en su morada, con esto el Joyero retirará la denuncia y quedarás salvado de tu injusticia no sin antes venir mañana a esta misma hora aquí a darme descuentos de lo ocurrido.

- ¿Y las Autoridades?, seguro que….

- He dicho que sin objeciones, corre muchacho, no pierdas más tiempo, espero aquí tu regreso.


Tomó de la mano La Cruz y sin perder tiempo acudió a su cometido. El Joyero al verle entrar no podría creer lo que sus ojos veían, Juan le explicó el motivo que le impulso a cometer aquella atrocidad pidiendo perdón por los daños ocasionados y ofreciendo su persona para enmendar su falta, el vendedor entendiendo las razones le dijo que si en vez de robar le hubiera explicado la situación en un primer momento le hubiera contratado pues llevaba buscando un mozo desde hacia meses para que llevara los encargos en mano a sus clientes, así pues ahora estaba contratado con lo que ambos deberían olvidar el agravio y sería quitada la reclamación de búsqueda del ladronzuelo, Juan, emocionado, le propuso no cobrar en un año como agradecimiento a lo que el vendedor se opuso rotundamente pues no era usurero y todo personal a su cargo debía ser pagado como correspondía. De esta forma se despidieron decidiendo antes que sus labores comenzarían la semana próxima, mientras por las tardes hasta llegar a su primer día de trabajo debería ir por la Tienda para ir aprendiendo el oficio y conociendo a los compradores.


Corrió Juan a su casa a contarle a su dama las buenas noticias y su promesa a Isidro, el buen hombre que encontró en la Ermita, cuando alcanzó la humilde choza en la que vivían, las risas de María y sus hijos se escuchaban desde fuera, al entrar vio una mesa llena de comida, frutas, panes, etc... María le contó que pocas horas antes de haberse ido él y las Autoridades registrar la casa, un hombre con una herramienta de labranza se había personado en aquel lugar llevando consigo todos esos manjares, Juan no se explicaba los milagros que uno detrás de otro se encadenaban.


Llegó la hora acordada y estaba Juan sentado en el banco de la Iglesia, no acudía nadie, llevaba ya media hora esperando, el cura que se encontraba preparando la liturgia de las doce, se acercó y le dijo:


- Muchacho, has venido pronto, la misa no es hasta dentro de una hora y llevas aquí largo tiempo esperando, ¿tantos pecados tienes que confesar?.

- No Padre, ayer estuve aquí hablando con Isidro, seguramente usted lo conoce, me hizo un encargo y vengo a cumplir mi promesa de contárselo.

- ¿Isidro? Hijo mío, ¿tu estas seguro de lo que dices?.

- Sí Padre, tan seguro como que estoy sentado aquí con usted ahora, ¿tan extraordinario es?.

- Sí Hijo, Isidro es el Santo, es conocido como San Isidro El Labrador, está es la Ermita donde se le venera, en un lateral esta la fuente que hizo surgir en uno de sus múltiples milagros, pero Isidro murió hace décadas, si es cierto lo que cuentas, lo que tu ayer viste no fue su persona sino su aparición, vino a ti en tu auxilio seguramente para llevar a cabo alguna más de sus buenas obras.

- Padre pues si la hizo, me encontraba en la ruina y con su ayuda ha conseguido que mi vida tome de nuevo su camino.

- Entonces Hijo mío, agradecido debes estar y si acudiste aquí en una promesa haz por cuenta que el Santo estará satisfecho porque habrá visto realizado su mandato, ahora te dejo con tus pensamientos, seguramente tendrás mucho que contarle.


Juan relató en su mente y en silencio los hechos que en las últimas horas se habían desarrollado, estaba seguro que Isidro desde donde estuviera había visto su labor realizada y allí mismo ante su imagen prometió que no habría misa de Domingo celebrada en la Ermita de San Isidro Labrador a la que faltaran ni él ni su familia para honrar la gracia que les había concedido. Desde aquella fecha Juan nunca volvió a pasar penurias ni a cometer actos infames.


Autor: Raquel Sánchez.

Relatos Jamás Contados

martes, 3 de junio de 2008

La Cruz de Oro (1ª Parte)


LA CRUZ DE ORO (1ª Parte)


- Pero ¿Qué has hecho?- le gritaba su mujer.

- Tranquila, no lo descubrirán, está en lugar seguro.

- ¿Lugar seguro? Ningún lugar es seguro para tu acto, no tienes perdón, será el fin de esta familia- decía entre sollozos.

- Quizás tengas razón pero ya no puedo deshacer el delito que he cometido, vayámonos a dormir y mañana pensaré que hacer con ella.


No podía conciliar el sueño, la noche se hacía eterna, las horas transcurrían lentamente, pesadas, cada vez que cerraba los ojos las imágenes volvían una y otra vez a su mente, su esposa tenía razón, siempre había sido una persona lógica, portadora de buenos consejos, nunca se habían desviado del buen camino pero esta vez era distinto, no tuvo más remedio que hacerlo a pesar de lo que ella pensara, sabia que ahora mismo incluso dormida lo estaba juzgando y seguro que por su cabeza pasaría la idea de que nada lo justificaba pero y ¿qué podía haber hecho sino para solucionarlo?, con estos pensamientos se quedó adormilado.


-
Mi Señor no puede hacerme esto ahora, ¿qué va a ser de nosotros?, ¿cómo sacaré adelante a mis hijos?.

- Lo siento Juan, pero no me queda otra alternativa, el campo ya no produce como antes, bien lo sabes tu, apenas tengo para poder sacar esta hacienda adelante y ni siquiera yo que no cuento con familia puedo mantenerme a duras penas a mi mismo, no me puedo permitir el lujo de tener sirvientes o peones de campo, te daré estos reales como compensación a tu trabajo de todos estos años, son pocos pero al menos tendrás unos días para poder comer o intentar buscar otro trabajo.

- A mis años ya nadie me querrá, en fin, gracias de todas formas Señor, aunque me apena perder mi puesto a su servicio por lo que me explica no me queda otra posibilidad. Que tenga suerte Patrón.

- Suerte Juan. Hasta siempre.


Iba caminando cabizbajo, dándole vueltas a como le explicaría la nueva situación a su esposa, tenían dos hijos pequeños todavía por lo que su mujer no podía reincorporarse al mundo laboral, si al menos tuvieran el sueldo de ella, ¡que bien vivían entonces!. Ensimismado en esas ideas pasó delante de la Joyería “El Balcón de Oro”, como todos los días, ya casi algo rutinario, se quedó mirando aquella Cruz, en numerosas ocasiones había soñado que un día entraba y la compraba para ella, el respeto con el que le trataba el Joyero en su imaginación era como si él se hubiera convertido en un Señor como su antiguo Patrón y de repente un impulso le embargó, una fuerza le empujaba, algo maligno se instaló en su cuerpo y en unos minutos se vio corriendo con algo entre las manos.


-
¡Al ladrón, al ladrón!, que alguien lo pare, me ha robado, ¡al ladrón, al ladrón!.


Como alma que lleva el Diablo corrió con todas sus fuerzas hasta llegar a un lugar donde nunca había estado, ni siquiera sabia como había llegado allí, sólo se había dejado llevar. ¿Pero que has hecho desgraciado? se repetía una y otra vez mirando la Cruz, una Cruz de unos 10 cm. de altura recubierta de oro con una cadena fina y elegante para colgarla al cuello, ¡que preciosidad!, ¿y ahora que hago contigo?, no puedo volver allí me detendrían y sería peor, tengo que esconderte hasta pensar que hacer. Levantó la vista y vio una pequeña Ermita, entró en ella, por fortuna no había nadie, se dirigió al altar en donde había un Santo con una pieza de labranza en la mano y un manto rojo cayéndole hasta los pies, parecía un hombre de campo como él, te guardaré aquí debajo y mañana vendré a recogerte cuando los ánimos se calmen un poco, espero que nadie te encuentre.


- Pero ¿Qué has hecho?- le gritaba su mujer.

- Tranquila, no lo descubrirán, está en lugar seguro.

Autor: Raquel Sánchez.
Relatos Jamás Contados

Seminario Mayor Diocesano


SEMINARIO MAYOR DIOCESANO


En el momento de la creación de la nueva diócesis de Getafe -octubre de 1991- los seminaristas domiciliados en la nueva diócesis de Getafe permanecieron en el mismo Seminario Conciliar de Madrid donde se estaban formando. Monseñor Don Francisco José Pérez y Fernández-Golfín, primer obispo de la diócesis recién creada, les visitaba y se reunía periódicamente con ellos.


En octubre del año siguiente, al comenzar el curso académico 1992 / 1993, Don Francisco José decidió, después de una problemática búsqueda de espacio, abrir una comunidad de seminaristas de Getafe en su misma residencia episcopal, un espacio deshabitado de un antiguo colegio de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, que le habían ofrecido su hospitalidad, pues la nueva diócesis no disponía todavía de otros medios para alojar a su obispo.


Esta comunidad comenzó, pues, su andadura con domicilio en Cubas de la Sagra, localidad de la Comunidad de Madrid limítrofe con la provincia de Toledo. En su seno albergaba a 11 seminaristas encomendados a la tutela de D. Rafael Zornoza Boy, entonces secretario de Don Francisco José. A pesar de la distancia, los seminaristas seguían cursando sus estudios en Madrid, desplazándose todas las mañanas hasta la Facultad de Teología en transporte público.


Con ocasión de la fiesta de San José, el Seminario "Ntra. Sra. de los Apóstoles" fue erigido por Monseñor Pérez y Fernández-Golfín, el 19 de marzo de 1994. El 1 de junio de ese mismo año, D. Rafael Zornoza Boy fue nombrado Rector del Seminario.


Pronto fue necesario buscar un lugar capaz y estable, que reuniese condiciones para la vida del Seminario, con una mayor proximidad a Madrid y a los grandes núcleos de población de la diócesis.


Así, después de dos años en Cubas de la Sagra (con 11 seminaristas el primer año y 18 el segundo), el incipiente Seminario Diocesano de Getafe se mudó al Cerro de los Ángeles, acompañando a su obispo que también trasladó aquí su nueva residencia. Se encuentra situado en el corazón de la Diócesis, en el Cerro de los Ángeles, anexo a la Ermita de Nuestra Señora de los Ángeles. El Seminario comenzó el curso 1994 / 1995, primero de esta nueva etapa, con 39 seminaristas. El 16 de octubre de 1994, el Sr. Nuncio Apostólico del Santo Padre en España, Monseñor Tagliaferri, bendijo el nuevo edificio del Seminario en el Cerro de los Ángeles. Después de la celebración de la Eucaristía, nos transmitió el siguiente mensaje de Su Santidad Juan Pablo II:


Su Santidad Juan Pablo II saluda con afecto al Obispo de, Getafe, a los formadores, profesores y alumnos del nuevo seminario diocesano “Nuestra Señora de Los Apóstoles” que ahora se inaugura, y eleva su plegaria al buen pastor para que ese centro de formación sacerdotal sea siempre «una Comunidad Educativa en camino», en la que se reviva «la experiencia formativa que el Señor dedicó a los doce». De este modo, cuidando la formación personal de cada seminarista a nivel humano, espiritual e intelectual, se les preparará como Sacerdotes y auténticos Pastores de Almas, como Ministros de la palabra, de la Eucaristía Eucaristía y de la reconciliación- con estos fervientes deseos, el Santo Padre pide a Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote, por mediación de La Virgen Maria, que derrame sobre la Comunidad del Seminario Diocesano de Getafe abundantes dones que sean constante aliento en su vida diaria, a la vez que imparte a todos cordialmente la implorada Bendición Apostólica.


Convento de Las Carmelitas Descalzas


CONVENTO DE LAS CARMELITAS DESCALZAS


El convento de las Carmelitas Descalzas del Cerro de los Ángeles se fundó en el año 1923 por la Beata Madre Maravillas.


Dicha Beata recibió, en 1923, la inspiración de fundar un Carmelo en el centro geográfico de España, El Cerro de los Ángeles, donde se había levantado El Monumento justamente el año en que ella había sido Carmelita Descalza, para acompañar con sus oraciones al Sagrado Corazón de Jesús, tal hecho se produjo detrás de la celosía que da al sagrario de la Iglesia conventual en las Carmelitas Descalzas de El Escorial (Madrid) donde ingresó el 12 de octubre de 1919 recibiendo el nombre de Maravillas de Jesús.


El obispo de Madrid-Alcalá, Monseñor Eijo y Garay acogió y se entusiasmó con la idea y en 1924 la Hermana Maravillas y otras tres monjas carmelitas de El Escorial se instalaron provisionalmente en una casa de Getafe para atender desde allí la edificación del Convento. En esa casa hizo su profesión solemne el 30 de mayo de ese mismo año. En 1926 fue nombrada, por el obispo Eijo, priora de la comunidad y el 31 de Octubre se inauguraba el nuevo Carmelo de El Cerro de los Ángeles del que se puso la primera piedra el 12 de abril de 1925, Pascua de Resurrección.


Desde la Festividad de Cristo Rey, 26 de octubre de 1926, fecha en la que ocuparon el Convento, el Sagrado Corazón de Jesús tiene una lámpara que se mantiene siempre encendida con luz de penitencia y oración, con entrega generosa, con el sacrificio callado de cada momento para sintonizar siempre con la voluntad de Dios.


Durante la persecución religiosa en España a partir de 1931 pasaba todas las noches muchas horas orando desde su Carmelo, contemplando el monumento al Sagrado Corazón, y solicitó y obtuvo permiso del papa Pío XI para salir con su comunidad, exponiendo sus vidas, si llegara el momento de defender la sagrada imagen, en caso de ser profanada. En los primeros días de la Guerra Civil es dinamitado el Monumento y las religiosas son obligadas a abandonar su Carmelo. En julio de 1936 las Carmelitas fueron expulsadas de su Convento y llevadas detenidas a las Ursulinas de Getafe. Después se refugiaron en un piso de la calle Claudio Coello, Nº 33 de Madrid, donde pasaron catorce meses de sacrificios, privaciones, registros y amenazas. En 1937 la Madre pudo salir con su comunidad de Madrid y, pasando por Lourdes entró en España para instalarse en el abandonado “desierto” de Las Batuecas (Salamanca), que había podido adquirir antes de la guerra. Allí y a petición del obispo de Coria (Cáceres) fundó un nuevo Carmelo. En marzo de 1939 pudo volver a recuperar, totalmente destruido en la guerra, el de El Cerro de los Ángeles, donde fue elegida nuevamente priora.


Fotos: - Convento de Las Carmelitas Descalzas.