lunes, 26 de noviembre de 2007

Evolución de la Ciudad


EVOLUCIÓN DE LA CIUDAD

- Pero entonces ¿se produjeron conflictos por estar sentado en el trono de España y en concreto de Madrid? – me preguntó mientras me escuchaba atento.

- En España y como consecuencia en Madrid, al estar establecida aquí la Corte, hubo a lo largo de cada sucesión del trono, desavenencias ya fueran por el deseo de unos o de otros por poseer el poder de toda España o por las malas gestiones de los Reyes y sus consejeros existentes en ese momento ya que el cargo que tenían se les hacía demasiado grande – le aclaré.

- Es que es difícil el que todos nos pongamos de acuerdo, si ni siquiera en una Comunidad de Vecinos cuando existe un Presidente durante un año todos los habitantes de la casa están contentos, pienso que en el Gobierno de todo un País es más complicado, si cabe – dedujo él.

- Jajaja, tienes razón si siendo unos pocos no estamos en consenso nunca ¡imagínate tantos! – dije.

- Continua, tía, continua.

Afectárosla también las luchas de bandos y las guerras civiles que asolaban Castilla. Juan I, en un gesto magnánimo, llegó a ceder el señorío de Madrid al desdichado rey León V de Armenia, destronado en su país, si bien a su muerte y ya en tiempo de Enrique III, retornó la villa a la Corona castellana. Este último monarca residió bastante en ella, donde precisamente había sido proclamado. Siguieron aún más tal costumbre Juan II y Enrique IV, fundador éste, en el camino de El Pardo (en paraje distinto del que luego llego a ocupar), del famoso monasterio de San Jerónimo. En las tremendas discordias de su infeliz reinado gozó de la fidelidad de Madrid, donde concluirían sus días. Esta población defendiendo después sus derechos ofreció resistencia a las huestes de los Reyes Católicos, quienes, no obstante, le demostraron luego mucha afición, sobre todo doña Isabel. En tiempos de estos monarcas, en aquella época de unidad nacional, del fin de la Reconquista y del descubrimiento de América, prestaron notables servicios al país varios representantas de ilustres familias madrileñas (las de los Ramírez y los Vargas), entre otras), que emparentaron pronto con otros linajes principales del reino.

En la Guerra de las Comunidades, la cual se produjo por haber otorgado el Rey los principales cargos de la gobernación del país a gente flamenca, Madrid se une a la sublevación contra Carlos I (1520) pero tras la derrota de los comuneros en Villalar, iniciada por Padilla, Bravo, Maldonado y el cura Merino entre otros, la villa es asediada y ocupada por las tropas reales. A pesar de todo ello, el sucesor de Carlos I, su hijo, Felipe II decide instalar la corte en Madrid en 1561 y no mudarla ya en el largo resto de su reinado.

Con la construcción de El Escorial y las grandes obras llevadas a cabo en los Sitios Reales, se estableció una de las bases primordiales para que en adelante ninguna otra ciudad pudiera arrebatarle la capitalidad.

Este hecho sería decisivo para la evolución de la ciudad y haría que los avatares del país y la monarquía, en mayor o menor medida, influyeran en el destino de la ciudad. Salvo un breve periodo entre 1601 y 1606 en que la corte se traslada a Valladolid por Felipe III, la Corte y el Gobierno de España se asentaron definitivamente en la villa del Manzanares desde entonces. Una famosa expresión indicaba esa identidad: "sólo Madrid es corte", lo que también se entendía al revés: "Madrid es sólo corte".


(Documentación extraída de: http://es.wikipedia.org/wiki/Portada, Gran Enciclopedia Universal y Breve Historia de Madrid. Si se vulnera alguna normativa existente en las Leyes Españolas actuales, diriganse al autor del blog vía email para retirar los contenidos que violen dicha Ley.)

La Monarquía Castellana

LA MONARQUÍA CASTELLANA

- Tía he estado siguiéndote en todo lo que has escrito hasta ahora y tengo una duda al respecto, ¿me la podrías aclarar? – esta vez era mi sobrino, al cual había contado que estaba escribiendo sobre la Historia de Madrid al igual que al resto de la Familia, quien me preguntaba.

- Por supuesto, a ver ¿Qué quieres saber?.

- Pues tengo que hacer un trabajo sobre la Monarquía para el Colegio y ya que estas escribiendo sobre ello, ¿desde cuando hay Reyes en España? – me contestó.

- Uy, cariño, desde siempre, en todas las épocas, ya desde los visigodos, godos, alanos, vándalos, mulsumanes, castellanos, etc... En todas las dominaciones que ha tenido España ha existido un monarca excepto en épocas más recientes a nosotros como Las Repúblicas o Dictaduras que normalmente no era un monarca quien llevaba el mando del País. – le expliqué.

- Aja, vaya, entonces siempre ha existido la Monarquía, bueno como supongo que hablarás de ella te tomaré como referencia para realizar mi trabajo para la asignatura de Historia – dijo.

- Siempre, siempre, no, pero ya lo irás viendo. Es para mi un halago que tomes mis notas para el desarrollo de tu tarea, espero no darte datos erróneos y que el profesor te ponga buena nota, así pues comenzaré a contarte a partir de la monarquía castellana, pues el resto ya lo leíste por ti mismo.

- Perfecto, soy todos oídos.

La monarquía castellana empezó a mostrar una especial predilección por el centro peninsular, atraída por sus abundantes bosques y cotos de caza. El Pardo era un lugar muy frecuentado por los reyes, desde tiempos de Enrique III (siglo XIV). Asimismo, los Reyes Católicos impulsaron la construcción del Palacio Real de Aranjuez. En el siglo XVI, San Lorenzo de El Escorial se sumó a la lista de Reales Sitios de la actual provincia.

La propia Villa de Madrid, que formaba parte del grupo de dieciocho ciudades con derecho a voto en las Cortes de Castilla, acogió en numerosas ocasiones las Cortes del Reino. Al mismo tiempo, sirvió de residencia a varios monarcas, entre ellos el emperador Carlos I (primer Rey de La Casa de Los Austria, conocido como Carlos I de España y V de Alemania), que reformó y amplió su Alcázar.

A la creciente influencia socio-política de la región, se le añadió, en el siglo XVI, el foco cultural de la Universidad de Alcalá de Henares, que abrió sus puertas en 1508, a instancias del Cardenal Cisneros.

En 1561, el rey Felipe II situó la capital de su imperio en Madrid, en lo que puede considerarse el segundo embrión —y tal vez más decisivo— para la configuración posterior de la provincia madrileña.

Con la capitalidad, se impuso un marco de subordinación económica a las tierras colindantes con la Villa de Madrid, que incluso iba más allá de los actuales límites de la Comunidad de Madrid. También se promovió una extensión competencial de la Sala de Alcaldes de Casa y Corte (de cinco a diez leguas en su entorno), en un intento por articular una región alrededor de la capital.


Pero aún se estaba muy lejos de una auténtica realidad administrativa, sobre todo teniendo en cuenta que el Estado del Antiguo Régimen convivía con la existencia de numerosas jurisdicciones señoriales, tanto laicas como eclesiásticas. Entre las primeras, se encontraban señoríos de gran extensión, como el Real de Manzanares —en manos de los Mendoza— y otros de pequeñas dimensiones, como el señorío de Valverde de Alcalá. Entre las segundas, había jurisdicciones monásticas (como la Cartuja de El Paular), del clero secular (como las extensas posesiones del Arzobispado de Toledo) y de órdenes militares (caso de la Encomienda Mayor de Castilla de la Orden de Santiago, que ocupaba Valdaracete, Villarejo de Salvanés y Fuentidueña de Tajo).

A pesar del apoyo madrileño a Pedro I, posteriormente los soberanos de la casa de Trastámara residirían con frecuencia en la villa debido a la abundancia y calidad de sus cotos de caza, a la que eran muy aficionados. Antes incluso, ya el libro de Montería de Alfonso XI anotaba: "Madrid, un buen lugar de puerco y oso", y posiblemente de esa característica derivaba el escudo que las huestes madrileñas llevaron a la batalla de las Navas de Tolosa.

Posteriormente, un prolongado pleito entre el Ayuntamiento y la Iglesia, acabó con un acuerdo de reparto de pastos para ésta y pies de árbol para aquél, con lo que un árbol fue incorporado al escudo junto al oso u osa y las siete estrellas de la constelación homónima. La identificación del árbol con el madroño es más oscura, más allá de la homofonía con el nombre de la ciudad. Es habitual llamar a Madrid la ciudad del oso y el madroño.


(Documentación extraída de: http://es.wikipedia.org/wiki/Portada, Gran Enciclopedia Universal y Breve Historia de Madrid. Si se vulnera alguna normativa existente en las Leyes Españolas actuales, diriganse al autor del blog vía email para retirar los contenidos que violen dicha Ley.)

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Economía y Gobierno en la época Cristiana

ECONOMÍA Y GOBIERNO EN LA ÉPOCA CRISTIANA

La ciudad va prosperando y recibe el título de villa en 1123. Siguiendo el esquema repoblador habitual en Castilla, Madrid se constituye en concejo, cabeza de una comunidad de villa y tierra, la comunidad de villa y tierra de Madrid. El gobierno de la ciudad recae en todos los madrileños con el rango de vecinos, reunidos en concejo abierto hasta que en 1346, el rey Alfonso XI implanta el regimiento, en el cual ya sólo representantes de la oligarquía local, los regidores, gobiernan la ciudad. En 1152, el rey Alfonso VII estableció los límites de la comunidad de villa y tierra, entre los ríos Guadarrama y Jarama. En 1188, una representación de Madrid participa por primera vez a las Cortes de Castilla. En 1202, Alfonso VIII le otorgó su primer fuero municipal, que regulaba el funcionamiento del concejo, y cuyas competencias fueron ampliadas en 1222 por Fernando III el Santo.

En el siglo XIII, Madrid fue la única ciudad de la región que consiguió conservar una personalidad jurídica propia, en primer término con el Fuero viejo y posteriormente con el Fuero Real, concedido por Alfonso X en 1262 y ratificado por Alfonso XI en 1339.

Por su parte, Buitrago de Lozoya, Alcalá de Henares y Talamanca de Jarama, que destacaron por su importante capacidad repobladora hasta ese siglo, quedaron bajo el dominio de señores feudales o eclesiásticos. Alcalá, en concreto, pasó a manos del poderoso Arzobispado de Toledo, en el que permaneció hasta prácticamente el siglo XIX.

Alrededor de la actual capital de la comunidad, se constituyó un territorio administrativo denominado Tierra de Madrid, el primer germen de la provincia, que se extendía, en sus extremos, hasta los actuales términos municipales de San Sebastián de los Reyes, Cobeña, Las Rozas de Madrid, Rivas-Vaciamadrid, Torrejón de Velasco, Alcorcón, San Fernando de Henares y Griñón.

Madrid había ido recibiendo de sus monarcas fueros y privilegios diversos.

Este concejo mantuvo numerosos litigios con Segovia, por entonces una de las ciudades más influyentes de Castilla, para anexionarse el Real de Manzanares, una vasta comarca, que, finalmente, fue cedida a la Casa de Mendoza.


(Documentación extraída de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Portada, Gran Enciclopedia Universal y Breve Historia de Madrid. Si se vulnera alguna normativa existente en las Leyes Españolas actuales, diriganse al autor del blog vía email para retirar los contenidos que violen dicha Ley.)

Milagros del Santo (2ª Parte)

MILAGROS DEL SANTO (2ª Parte)

También es conocida "la olla de San Isidro". Se cuenta que cada año nuestro amigo organizaba una gran comida popular donde eran invitados los más pobres y marginados de Madrid. Sin embargo, en una ocasión el número de presentes superó lo previsto y la comida que habían preparado no llegaba ni a la mitad de los convocados. Isidro metió el puchero en la olla y la comida se multiplicó "milagrosamente", hubo para todos y más.

Así mismo, hay un relato que nos dice que en un año de sequía y temiendo por la rentabilidad de la hacienda de su patrón, Isidro con un golpe de su arada hizo salir un chorro de agua del campo (el milagro de la Fuente de San Isidro). Salió tanta agua de allí que pudo abastecer toda la ciudad de Madrid. Fijaros que en estas dos narraciones hay una semejanza en dos textos de la Biblia; la primera es una analogía del milagro de los panes y los peces de Jesús y la segunda de Moisés, que en el éxodo de Egipto hacia la Tierra prometida, golpeó una piedra con su bastón y salió de ella agua para saciar la sed de su pueblo.

Durante toda su vida de labrador tuvo un gran aprecio con los animales. En ningún momento maltrató a los bueyes y a los otros animales de trabajo de la hacienda, todo al contrario. Existe una leyenda que explica que un día de invierno y mientras se dirigía al molino con un saco de grano sintió compasión de los pájaros que en la nieve ya no encontraban alimento y que estaban a punto de morir. Isidro limpió un pedazo de tierra apartando la nieve y vació allí la mitad del saco. Al llegar al molino resultó que el saco estaba tan lleno de grano como antes.

Entre la multitud de milagros también se cuenta la salvación milagrosa de su único hijo, que en un descuido de su madre había caído en un pozo y al postrarse los padres al pié del mismo a orar para pedir la piedad de la Virgen y de Cristo para con su hijo, hicieron subir las aguas del mismo y que el niño apareciera sin ningún rasguño; y el paso a pie de las aguas del Jarama, con que Dios premió la pureza de María de la Piedad, desvaneciendo de esta manera las sospechas que algunos hombres perversos habían logrado suscitar en el corazón del esposo.

Otra leyenda cuenta que en el año 1212, época en la que se desarrollaba la batalla de Las Navas de Tolosa entre cristianos y almohades, cuando los cristianos tenían ante sí dos enemigos poderosos, por un lado el ejercito almohade y por otro el propio terreno escarpado, que era lo que el ejercito cristiano creía como el único camino libre para poder atacar a sus rivales ya que los otros puntos, pensaban, estaban vigilados por las tropas almohades, ante Alfonso VIII se presentó un pastor que decía conocer un paso seguro que los almohades no vigilaban, ese personaje que tomaron como pastor no fue otro que San Isidro, el cual les mostró un camino directo para enfrentarse a sus oponentes.

Existe también una curación atribuida a San Isidro y que le valió la beatificación. En tiempos del rey Felipe III (1578-1621) habiendo caído gravemente enfermo, a su regreso de Lisboa, en Casarrubios del Monte (Toledo), le fue llevado el cuerpo de San Isidro hasta su estancia real, y el monarca sanó milagrosamente.

Milagros del Santo (1ª Parte)

MILAGROS DEL SANTO (1ª Parte)

Existen numerosas tradiciones populares sobre su figura. En la existencia de San Isidro hay toda una vida de humildad, de honrada laboriosidad, de piedad sencilla. Es difícil precisar toda la realidad histórica y humana de sus días; llegan éstos a nosotros, como en tantos otros Santos, envueltos en una aureola de leyenda. Su vida modesta y metódica podría escribirse en muy pocas líneas, de no ser tantos los milagros que se le atribuyen.

Nos narra una bellísima tradición, dándonos a entender su extraordinaria sensibilidad, que cuando Isidro siembra el trigo, nunca se olvida de lanzar algunos puñados de simiente fuera del surco para que sirvan de alimento a los pájaros y a las hormigas, que también son de Dios, como él decía: «Para todos da su Divina Majestad». Tenemos sin duda en la figura de San Isidro una auténtica plasmación del espíritu de San Francisco de Asís.

Otro rasgo de su generosidad: cuando va al molino da a los pobres que cruza por el camino casi todo el trigo que lleva en el costal, pero la tierra, siempre generosa por bendición del Señor, le devuelve con creces lo repartido. Tan es así, que durante sus servicios al caballero Vera, sus heredades se convierten en las más labradas, sus yuntas en las más robustas y lucidas, sus sementeras en las más abundantes y regaladas por la lluvia.

Y es ésta la causa que excita la envidia de sus vecinos, los cuales le acusan ante el amo, a pesar de los frutos cosechados, de descuidado y negligente en el cuidado de las tierras. San Isidro un hombre muy piadoso que muy a menudo tenía que soportar las burlas de sus vecinos porque cada día iba a la iglesia antes de salir a labrar el campo. A veces, Isidro llegaba algunos minutos tarde al trabajo y sus compañeros lo denunciaron al patrón por holgazán. Juan de Vargas, que así se llamaba el propietario de la finca, lo quiso comprobar por si mismo, y un buen día se escondió tras unos matorrales situados a medio camino entre la iglesia y el campo. Al salir del templo le recriminó su actitud. Cuando llegaron al campo, su patrón vio por sorpresa que los bueyes estaban arando ellos solos la parte que le correspondía al buen Isidro. El patrón entendió aquél hecho como un prodigio del cielo.

Otro milagro semejante vendrá más tarde a iluminar su vida, cuando en parecidas circunstancias otro de sus patronos contemple la yunta guiada por dos ángeles, mientras Isidro está sumido en la plegaria.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Cambio de "Isidro El Labrador" a "San Isidro"

CAMBIO DE “ISIDRO EL LABRADOR” A “SAN ISIDRO”

Su profundo amor a la Eucaristía y su entrañable devoción a la Santísima Virgen le llevaron a identificarse con el pueblo, derramando caridad a manos llenas con los más desvalidos, los que tenían hambre ya fuera de pan o del espíritu, los enfermos... siempre ayudado por su mujer que compartía su amor por los necesitados. Su caridad ilimitada despertó la admiración de sus contemporáneos, aunque nunca le faltaron tampoco los detractores envidiosos. Se le atribuyen numerosos milagros, milagros sencillos como sencilla fue su vida que corrían de boca en boca; llegaron a contarse hasta cuatrocientos en su proceso de canonización.

Murió el 30 de Noviembre de 1172, cuando contaba 90 años, y fue sepultado en el cementerio de San Andrés, correspondiente a su Parroquia. Cuarenta años después, en 1212, una lluvia torrencial puso al descubierto su cuerpo incorrupto y desde ese momento comenzó a ser venerado como Santo por el pueblo de Madrid.

En 1589 comienzan los trámites de su canonización; con la petición incluida del rey Felipe II. El 14 de Abril de 1619 es beatificado por el Papa Paulo V, que fija como fecha de su fiesta el 15 de Mayo. Tres años más tarde, el 12 de marzo de 1622, a los casi seiscientos años de su muerte el Papa Gregorio XV lo canonizaría, al mismo tiempo que a Santa Teresa de Jesús y a otros Santos españoles. Sin embargo, la muerte del Pontífice hizo que se retrasara la Bula de Canonización hasta el 4 de Junio de 1624; siendo entonces firmada por Benedicto XIII.

San Isidro es patrón de Madrid desde 1212 y día de precepto en la Capital desde 1621. El Papa Juan XXIII extendió su patronazgo a todos los agricultores y campesinos españoles por Bula dada en Roma el 16 de Diciembre de 1960. Su cuerpo se trasladó a la Colegiata, donde hoy se encuentra, en tiempos de Carlos III.

El 11 de Agosto de 1697, Inocencio XII declara a su mujer Beata y en 1752 es proclamada como Santa María de la Cabeza.

Un escritor dijo bellamente de este santo, que el arado y la esteva de San Isidro han subido a los altares junto con la pluma de la Seráfica Doctora. Los numerosos milagros realizados por su persona clamaban por tan alta glorificación canónica.

Madrid y España entera honran a San Isidro con afecto especial. Delante de su sepulcro se han postrado nuestros Reyes; nuestros Arquitectos le han erigido templos; los más altos poetas del Siglo de Oro español, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Espinel y otros, lo han cantado en versos inmortales.

Vida de San Isidro (1080 - 1172)

VIDA DE SAN ISIDRO (1080 -1172)

Se trataba de una persona buena y piadosa, desde su niñez acudía a la Iglesia de Santa María (en la actualidad templo de Nuestra Señora de la Almudena), tan predilecta de los madrileños. Era hijo de humildes labriegos, ayudaría a su padre en el cultivo de las tierras, cavando, arando o conduciendo la carreta. Su primer trabajo fue de pocero; tenía gran habilidad para descubrir o encontrar subterráneos y siempre tuvieron fama de curativos aquellos que descubrió. Cuando mueren sus progenitores, siendo él muy joven, invitado por el caballero Vera, entra a su servicio, pasando al cultivo de sus campos.

Cuando Alí, rey de los almorávides, se apodera de Madrid, Isidro, como otros muchos cristianos, abandona la villa y se retira a Torrelodones entrando de criado de unos labradores. De nuevo es objeto de murmuraciones por su devoción a la imagen de Nuestra Señora de la Cabeza, en cuya iglesia pasa orando largas horas, que dan ocasión para que unos pocos se sientan movidos a imitarle y muchos a acusarle de holgazán.

En este tiempo elige como compañera de su vida a una esposa digna de él. Contrae matrimonio en Torrelaguna con una joven de Uceda llamada María de la Piedad Toribia, la cual también más tarde ha de ser venerada en los altares con el nombre de Santa María de la Cabeza pues fue declarada santa. Fruto de su matrimonio tuvieron un hijo llamado Illán.

Siguió viviendo en Torrelaguna durante algún tiempo, hasta que fue contratado por Iván de Vargas para que cultivase las tierras que poseía en Madrid; una parte de ellas en la margen izquierda del Manzanares (donde hoy se levanta la ermita de la Virgen del Puerto), otra en la margen derecha (donde, hasta que se produjo el "boom" constructivo, estuvo la llamada Pradera de San Isidro), y una tercera en los Carabancheles. Al cabo de unos años la familia regresó a Madrid, para cuidar las tierras de la familia Vargas. Todas sus tierras las cuidaba Isidro que, a diario y muy temprano, salía por la Puerta de Moros y se dirigía a su trabajo. Antes de salir y al volver por la tarde, siempre entraba en la iglesia de Santa María (hoy catedral de la Almudena) para orar. Fue en ese momento cuando Isidro realizó las tareas de labrador y pasase a ser conocido popularmente como "Isidro labrador".

¿Quién era San Isidro?

¿QUIÉN ERA SAN ISIDRO?

San Isidro fue y sigue siendo el patrón de los campesinos, es el santo al que estos acuden para que se produzca el milagro de que llueva en épocas de sequía y al que los madrileños le tienen un gran aprecio y devoción por ser el patrón de la ciudad.

Quienes han escrito sobre la vida del Santo datan su nacimiento a finales del siglo XI durante el reinado en Castilla de Alfonso “El Bravo” y muchos coinciden en que la fecha exacta sería el año 1080, pero hasta hace pocos años se desconocía el barrio en que nació, de lo que por todos es sabido es que seguramente no ocurrió en un lujoso chalet de La Moraleja ni tampoco en el famoso Paseo de La Castellana puesto que por aquellos años estas zonas aún no existían ni en la imaginación de los constructores de aquella época. Hay que tener en cuenta que por aquellos tiempos, Madrid, únicamente era una zona agrícola y que Toledo era la que representaba a Hispania, por decirlo de algún modo. Aunque si sabemos lo que la tradición marca y es que, dada la costumbre que existía de poner al bebe que naciera el nombre del santo del día en que se produjera el alumbramiento, hemos de suponer que San Isidro nació un 4 de Abril, día de San Isidoro, en el número 1 de la Calle del Águila y que su bautizo se produjo en la Iglesia de San Andrés de la capital madrileña, una de las pocas que los habitantes de la villa lograron salvar durante la dominación de los árabes.

viernes, 16 de noviembre de 2007

La Almudena, La Virgen de tez morena

LA ALMUDENA, LA VIRGEN DE TEZ MORENA

- Pero tu, aparte de todo lo que has contado sobre ella, ¿te has dado cuenta que la figura de la Virgen de La Almudena no es clara? – me preguntó eufórico mi amigo.

- ¿Qué no es clara?, te refieres que tiene la tez oscura, ¿no? – le respondí.

- Sí, a eso, bueno por las fotos que has puesto, he comprobado que tiene reflejada que su piel era morena, ¿a que se debe? y de todo lo que has escrito, que está muy bien, es algo que me llama la curiosidad, quiero saber a que se debe ese color y no lo has puesto.

- Madre mía, pero que impaciente eres, las cosas hay que contarlas poco a poco que si no la gente que me esté leyendo y me siga se bloqueará con tanta información, pero daré gusto a tu curiosidad y te lo contaré ya que si no te da algo, jajá jajá.

Una charla a través del Messenger con uno de mis amigos que seguía mi lectura a través de mi blog, era cierto había contado el origen, su historia, su aparición, su leyenda, su actual localización, incluso algunos de los milagros que se le atribuyen, pero la explicación de su figura, de por qué era así no.

En uno de los cantos, en concreto el Himno a la Virgen, que cantan los feligreses a su Patrona después de la Salve, dice así:

Salve, Señora de tez morena
Virgen y Madre del Redentor
Santa María de
la Almudena
Reina del Cielo, Madre de amor.
Santa María de la Almudena….

Reina del Cielo, Madre de amor.

Tú que estuviste oculta en los muros
de este querido y viejo Madrid,
hoy resplandeces ante tu pueblo,
que te venera y espera en ti.

Bajo tu manto, Virgen sencilla
buscan tus hijos la protección.
Tú eres patrona de nuestra Villa,
Madre amorosa, Templo de Dios

Decir que el humo de los cirios que los devotos de la Santa colocan a sus pies son los culpables de su color sería absurdo, puesto que, no sería posible que únicamente fuera su rostro y su cuerpo los que aparecieran con ese ennegrecimiento y el resto de la figura, sus ropajes, no estuviera manchada, así pues esta deducción queda descartada. Tampoco se puede decir que es debido a la oxidación de la plata contenida en algunas partes de la madera porque esto solamente significaría una subida de tono pero no la morenez total. Así ninguna de estas posibilidades tiene sentido por si sola.

En verdad, tres son las razones factibles de este hecho tan característico no sólo aplicable a La Virgen de La Almudena, ya que existen numerosas tallas con la misma característica que las identifica, tanto dentro como fuera de España, pero no enumeraré aquí todas existentes, ya que la lista sería larga, sino sólo las pautas que pudieron llevar a sus escultores a elaborarlas de dicha manera:

1.- Porque sabían que la Virgen era semita (del Próximo Oriente o de Oriente Medio) y querían reproducir así su origen. En algún tiempo, más bien moderno, se han hecho imágenes de la Virgen con cara filipina, o china, o japonesa, o africana, para mostrar que María era verdaderamente una mujer como la de sus propios pueblos. Pero cuando en Europa, desde el siglo VII, la quisieron poner morena, por ser fieles a su origen, hacían lo contrario, pues querían plasmarla como mujer judía.

2.- Porque, en las liturgias de la Eucaristía y de las Horas, se aplica a María el texto del Cantar de los Cantares: “Morena soy, pero hermosa, hijas de Jerusalén” así, como a la vez se explica también la corona por: “Ven del Líbano, esposa mía, ven del Líbano y serás coronada”.

3.- Cristo es el Sol de justicia (el que está en el cenit), como se canta en otra oración llamada de Adviento: «¡Oh, Sol que naces de lo alto, resplandor de la luz eterna, Sol de justicia! ¡Ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y sombra de muerte!», o en la profecía de Malaquías: «Brillará el Sol de justicia con la salvación en sus rayos». Cuando exponemos la piel al sol se nos pone morena y nadie estuvo más cerca del Sol de justicia que su madre, la Virgen María, para que pueda lucir su tez morena.

Estas son las posibles justificaciones que llevarán a aquellos que tallaran su figura a realizarla de tal modo y manera.

- Espero haberte dado con estos breves apuntes una explicación convincente a tu pregunta- le comenté.

- Es curioso la cantidad de cosas que no sabemos – me contestó.

- Y con esto de momento, ya que supongo no será la última vez que nuestra Patrona salga a relucir en los textos aquí escritos, debemos pasar a otro hecho religioso también importante en aquella época Castellana: San Isidro “El Labrador”.

Milagros de La Virgen de La Almudena

MILAGROS DE LA VIRGEN DE LA ALMUDENA

Esta Virgen además de sus Leyendas cuenta con relatos en boca popular y escritores reconocidos, tal como Lope de Vega, de los milagros que llevo a cabo. De entre los muchos que habrá destacaré los siguientes por ser quizás los más llamativos:

* Cuenta la tradición que un hombre de esta villa, al que se le había perdido un esclavo el cual apreciaba mucho, pidió a un sacerdote de la Iglesia de Santa María que intercediese a la Virgen para recuperar al esclavo. Así dicho sacerdote se inclinó ante la imagen y dijo: “Morena, seis ducados prometen porque aparezca el esclavo fugitivo, limosna es que importa a vuestra capilla y piedad a vuestra devoción: pobre estáis y como vivís en los fines de la villa, visitada de pocos; haced con Vuestro Hijo que aparezca este esclavo”. Y dirigiéndose al Niño le dijo: “No hay que estarse riendo, sino hacer luego lo que la Morena pide”. Al día siguiente, temprano, por la mañana, apareció el esclavo.

* Otro de los milagros recogido por el escritor Lope de Vega hacen referencia a San Isidro: Estando la Madre del futuro Santo cercana al Nacimiento de este, , pidió a La Virgen el buen fin de su parto: “Hoy es el postrer día que a la Luna y al Sol La Almudena pedí del parto mío el fin dichoso que de entrambos fío”. Y según la Historia el parto debió de ser perfecto porque San Isidro se encontró entre nosotros años más tarde.

* En otro, encontrándose el Santo realizando sus faenas en el campo de su Patrón, según la Leyenda, se le apareció La Almudena para decirle que su hijo había caído a un pozo, marchó Isidro a su casa, por el camino iba rezando sus plegarias y al llegar, halló a Nuestra Señora junto al pozo, con el niño cogido de la mano, sano y salvo.

* Otras tradiciones atribuyen al rostro de La Virgen un carácter enigmático. En el siglo XVII solía ser frecuente la reproducción en estampas de la imagen divina, y existen afirmaciones que aseguran que con la simple aplicación de estas estampas eran llevado a cabos multitud de milagros. De ahí surgió la idea de numerosos pintores de inmortalizar en sus cuadros la cara de la venerada talla, pero ninguno supo plasmar con exactitud su verdadera expresión pues al parecer sus facciones varían de un instante al otro. Tal hecho es así que un relato cuenta que la Infanta Isabel Clara Eugenia, al casarse en 1599 con el Archiduque Alberto y tener que partir hacia Flandes, ordenó pintar un retrato de La Almudena para llevárselo consigo. No sólo llevo uno, sino varios, pues en ninguno se pudo reflejar la expresión exacta. Una vez en Flandes, todos los españoles que admiraban los cuadros observaron su falta de parecido con el original, por ese mismo motivo la Infanta envío a España a un famoso pintor holandés para tratar de conseguir el tan ansiado retrato. Tras varios intentos, el artista tuvo que regresar con las manos vacías puesto que el rostro de la Santa se negaba a ser dibujado.

Pero hablando de su rostro, la imagen tiene algo característico que la identifica: su color de piel, es oscura, no es clara, ¿Qué significa este rasgo?.

martes, 13 de noviembre de 2007

Lugares donde estuvo la talla de La Virgen

LUGARES DONDE ESTUVO LA TALLA DE LA VIRGEN

La iglesia parroquial de Santa María, venerable por su antigüedad e historia, era un templo mezquino en su forma y dimensiones, y se asegura que en él se predicó por primera vez el Evangelio en Madrid. Albergó el culto de la Patrona y tuvo la categoría de catedral, siendo colegiata de canónigos seglares en tiempos del conquistador, el piadoso rey don Alfonso VI. Luego pasó a la categoría de parroquia, hasta su demolición, a fines del año 1870, pasando la milagrosa imagen a la iglesia del Sacramento, de donde fue trasladada a la cripta de la Catedral. Después pasó al Altar Mayor de la referida iglesia del Sacramento donde ha permanecido durante varios años hasta su traslado.

El día 9 de noviembre de 1941, tras la devastadora Guerra Civil Española, inauguró solemnemente el ilustrísimo señor Obispo de Madrid-Alcalá, una imagen de la Virgen de la Almudena, esculpida en piedra, en el mismo sitio de la Cuesta de la Vega donde se supone que apareció en el año 1085. A ambos lados de la hornacina, dos monumentales faroles de hierro y cristales alumbraban la imagen, en recuerdo de aquellas milagrosas velas que lucieron durante trescientos setenta y cinco años, en honor a la Virgen María.

El 8 de septiembre de 1945 se otorga a la Imagen de la ALMUDENA la Medalla de oro de la ciudad de MADRID. El 10 de noviembre de 1948 se efectúa en la Plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid, la coronación canónica.

El 2 de febrero de 1954 la imagen de la Virgen fue trasladada desde la Iglesia del Sacramento, a un altar de la Catedral de Madrid-Alcalá, que por entonces era el Templo de San Isidro. Allí permaneció hasta junio 1993, en que en una solemne procesión (después de una acertada restauración de la imagen) fue trasladada a la nueva Catedral de Santa María la Real de la Almudena, donde desde entonces permanece en un magnifico altar gótico, en el lado derecho del Altar Mayor. Al día siguiente S. S. Juan Pablo II consagro la nueva Catedral Metropolitana de Madrid, siendo la única catedral española consagrada por un pontífice.

La Virgen de La Almudena: 2ª Leyenda

LA VIRGEN DE LA ALMUDENA: 2ª LEYENDA

Otra leyenda existente relata también que una mañana que el Cid había salido de Toledo en dirección a Madrid, en compañía de algunos caballeros, se encontró por el camino con un leproso que se había caído en una zanja y pedía ayuda. Cuando el Cid sacó al leproso de la zanja, observó cómo éste se convertía en una figura femenina, que resultó ser la Virgen de la Almudena. Ésta le comunicó que tomaría Madrid y que incluso ganaría batallas después de muerto. La Virgen, después de indicarle por dónde debía entrar en Madrid, desapareció. El Cid, al regresar junto a los caballeros comprobó como éstos se desperezaban de un profundo sueño en el que misteriosamente habían caído ajenos a la aparición de la Virgen. De regreso a Toledo, esa misma noche, el Cid salió de nuevo hacia Madrid acompañado de sus caballeros. Se apostaron en el lugar indicado, frente a la muralla, y, de pronto, observaron con asombro cómo uno de los cubos se abría. El Cid y sus tropas entraron en la ciudad tomándola por sorpresa. En el cubo roto apareció milagrosamente la imagen de la Virgen de la Almudena.

La Virgen de La Almudena: 1ª Leyenda

LA VIRGEN DE LA ALMUDENA: 1ª LEYENDA

No fue sino en el 1085, tres siglos después de que la Virgen fuese escondida, que llegó el añorado día de la liberación de "Magerit". Don Alfonso VI de Castilla, llamado "El Bravo", reconquistó Toledo, y poco tiempo después el estandarte de Cruz hondeaba sobre las torres de Madrid.

Existen varios relatos sobre la reaparición de la Virgen. Uno de ellos nos cuenta que:

Don Alfonso en seguida de hacerse con el dominio de la ciudad, dispuso la purificación del antiguo templo dedicado a la Virgen María que los infieles habían profanado al convertirlo en mezquita. Sabedor de que se había ocultado la imagen de la Virgen para protegerla, mandó realizar pesquisas para averiguar el sitio donde se encontraba. Pero ya no quedaba nadie que supiese su paradero para que pudiera deshacer la nube que se cernía sobre ella y que esta saliera a la luz de nuevo y ser venerada por sus devotos.

Ordenó entonces Don Alfonso que se hicieran rezos por espacio de nueve días para que el Cielo les concediese el tesoro que se hallaba oculto; para que la misma Virgen María los iluminase y encaminase sus pasos hacia el lugar donde se encontrara su sagrada imagen.

El día 9 de noviembre de 1085, último día del novenario, se organizó una multitudinaria procesión, después de la misa celebrada en el templo de Santa María, que recorrió todos los lugares donde se creyó que pudiera esconderse la imagen de la Señora.

Cuentan las crónicas de aquella época que en esta procesión iban, además de don Alfonso VI de Castilla, otros grandes personajes de la historia como son: el rey don Sancho de Aragón y de Navarra, el infante don Fernando y el famoso Cid Campeador, don Rodrigo Díaz de Vivar.

Al llegar la comitiva al sitio denominado hoy Cuesta de la Vega, y al pasar por delante de un trozo de la vieja muralla que por dicha parte de la villa se levantaba, se produjo el tan esperado milagro, la Virgen había oído sus suplicas. Ante el asombro de todos los presentes, se derrumbó por sí mismo el trozo de muralla donde estaba la hornacina en la que ocultaron la sagrada imagen de María, apareciendo ésta, a la vista de los fieles, en la misma forma en que fue colocada, incluso con las dos velas encendidas que, para alumbrarla, habían puesto aquellos fervorosos cristianos, un día del año 712. Habían transcurrido trescientos setenta y tres años desde que un humilde herrero del pueblo la ocultó.


Ante el milagro, cayeron todos de rodillas, en exclamaciones de júbilo, y no quedó una persona en la villa que no pasase por aquel lugar para venerar con respeto filial a la Santísima Virgen María, que, de modo tan ostentoso había demostrado su amor a los madrileños. Al otro día fue trasladada la milagrosa imagen con gran alegría a su primitiva mansión, en cuyo camarín fue colocada con el título de la Virgen de la Almudena, por haber estado oculta en el lugar llamado por los moros "Almudín", o depósito del trigo.


Desde entonces la Virgen de la Almudena es considerada Patrona de Madrid.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Conquista Castellana

CONQUISTA CASTELLANA

Para seguir avanzando en la conquista de Toledo, los cristianos necesitaban apoderarse de Mayrit. Por eso fueron frecuentes las incursiones en su territorio. Durante ese tiempo sufrió, la ciudad y fortaleza, fuertes y devastadores ataques cristianos como los protagonizados por Ramiro II de León, en el siglo X, quien tras un fuerte asedio, en el que resultaron muy dañadas las murallas, tuvo que retirarse y de Fernando I de Castilla, en el XI, año 1046, que lo intentará de nuevo pero quien tampoco consiguió apoderarse de ella, hasta que hacia el año 1083, el rey Alfonso VI tomó la ciudad de Madrid y dos años después entró en Toledo. Por su parte, Alcalá de Henares sucumbió en 1118, en una nueva anexión del Reino de Castilla.

La construcción del baluarte madrileño se debió planear como fortificación de empeño, tal como lo manifestó más tarde Al-Himyari, al aludir a la solidez de sus fortificaciones.

Con la caída del reino taifa de Toledo en manos de Alfonso VI de León y Castilla, la ciudad fue tomada por las fuerzas cristianas en 1085 sin resistencia, probablemente mediante capitulación. La ciudad y su alfoz (pequeña aldea o zona rural que dependía de las autoridades municipales) quedaron integrados en el reino de Castilla como territorios de realengo. Los cristianos sustituyen a los musulmanes en la ocupación de la parte central de la ciudad, quedando los barrios periféricos o arrabales, que en el periodo anterior eran habitados por una comunidad mozárabe, como morería. También existió una judería en el entorno del que sería más tarde barrio de Lavapiés. Durante el siguiente siglo, Madrid sigue recibiendo embates de los nuevos poderes musulmanes de la península, los almorávides, que incendian la ciudad en 1109 y los almohades, que la someten a sitio en 1197. Los cristianos madrileños empezaban apenas a cuidar sus ganados y a cultivar sus campos (uno de aquellos labradores fue San Isidro, patrono de la Villa), cuando tuvieron que defenderse de los terribles incursiones almorávides. La victoria cristiana de Las Navas de Tolosa aleja definitivamente la influencia musulmana del centro de la península.

De esta época proceden dos destacados hechos religiosos que marcan el desarrollo de la personalidad del cristianismo popular de Madrid: el "descubrimiento" de la imagen de la Virgen de la Almudena y la "milagrosa" vida de Isidro Labrador, que más tarde sería canonizado.


(Documentación extraída de:
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La Fortaleza de Mayrit

LA FORTALEZA DE MAYRIT

La fortaleza de Mayrit (Madrid) se erigió en una fecha indeterminada entre los años 860 y 880, como un ribat, un recinto amurallado donde convivía una comunidad a la vez religiosa y militar, en lo que constituye el núcleo fundacional de la ciudad. Pronto se destacó como la fortificación de mayor valor estratégico en la defensa de Toledo, por encima de Talamanca de Jarama y de Qal'-at'-Abd-Al-Salam (Alcalá de Henares), los otros dos enclaves militares más importantes de ese sistema defensivo.


La primera constancia histórica de la existencia de un asentamiento estable data de la época musulmana. En la segunda mitad del siglo IX, el emir de Córdoba Muhammad I (852-886) construye una fortaleza en un promontorio junto al río (en el lugar que hoy ocupa el Palacio Real) con el propósito de vigilar los pasos de la sierra de Guadarrama y ser punto de partida de razzias contra los reinos cristianos del norte. Un castillo – fortaleza con un recinto amurallado. El pequeño recinto amurallado correspondía a la Almudena, nombre castellano cuyo origen árabe es almudayna, que equivale a guarnición sobresaliente, con fuertes muros y abundante tropa, una zona militar que poseía ribat (campamentos de voluntarios para la guerra santa). Junto a la fortaleza se desarrolla, hacia el sur, el poblado, pues por esta zona tenía mejor la salida. Esta población recibe el nombre de Mayrīt (Magerit en su forma castellanizada), cuyo significado no está claro, pero que parece ser el híbrido de dos topónimos muy parecidos: uno mozárabe, matrice, con el significado de «fuente», y otro árabe, majrà, que significa «cauce» o lecho de un río. Ambos aluden a la abundancia de arroyos y aguas subterráneas del lugar. De este período, conocidos a partir de los diversos trabajos arqueológicos desarrollados en la ciudad a partir de 1975, se conservan algunos restos: la muralla árabe de la Cuesta de la Vega, la atalaya de la Plaza de Oriente y los vestigios de un viaje de agua de la Plaza de los Carros.


Nos hallamos por tanto, no sólo ante el principal enclave de Madrid, sino también ante una primera población de madrileños. Esos habitantes aunque se dedicaran a oficios no directamente bélicos, dependerían de los jefes militares.


En Madrid nació en el siglo X Maslama al-Mayriti, llamado "el Euclides andalusí", notable astrónomo y fundador de una escuela matemática en Córdoba.


Alrededor de esas tres cabeceras principales, encargadas de defender los caminos fluviales del Manzanares, del Jarama y del Henares, respectivamente, se construyeron varias fortificaciones de carácter complementario —caso de Qal'-at-Jalifa (Villaviciosa de Odón)—, así como una red de atalayas que permitía la vigilancia de los pasos —las de Torrelodones, El Vellón o El Berrueco, que aún siguen en pie, son algunas de ellas— Estas torres-vigía se comunicaban entre sí mediante señales de humo, cuando se producían situaciones de alerta.

Madrid se consolida como un importante enclave musulmán del territorio, plaza fuerte y muro de contención de las avanzadillas del norte, desbancando ya en el siglo X a la importante Salamanca. Su situación en un cerro a la orilla izquierda del río Manzanares es de un alto valor estratégico importante para controlar la salida natural de Somosierra, Tablada o la Fuenfría y vigilar la red de caminos hacia Zaragoza, Segovia y Toledo.


(Documentación extraída de:
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Fundación Musulmana de Madrid

FUNDACIÓN MUSULMANA DE MADRID

El centro peninsular fue una de las regiones más despobladas de Al-Ándalus hasta el siglo XI, cuando empezó a despuntar como un enclave militar de gran importancia estratégica.

La despoblación continúa afectando a la vieja Carpetania (actual Castilla y León) a lo largo de los siglos VI y VII desapareciendo en su mayor parte los núcleos habitados durante el dominio visigodo. Ni siquiera Complutum conservó la naturaleza de ciudad. Varias son las causas que contribuyeron a este proceso: la desertización de la comarca debido a desastres climáticos cuyas consecuencias trajeron el hambre y las pestes que afectaron a la población. Por otra parte, los constantes enfrentamientos entre árabes y bereberes en la primera mitad del siglo VIII, crean inseguridades entre los habitantes mozárabes de la comarca que buscarán protección en los, más seguros, territorios cristianos del Norte. Por todos estos motivos, la región central, en torno al Duero se convierte en una zona desértica con un auténtico vacío demográfico, una tierra de nadie que empieza a tener interés a medida que avanzan los ejércitos cristianos.

Toledo se ha convertido en la ciudad más importante que los musulmanes tienen en La Meseta y en la capital de la Marca Media, una de las tres líneas defensivas - ofensivas del Califato cordobés (las otras dos era la marca Inferior cuya capital era Mérida y la marca Superior con centro en Zaragoza).

En la segunda mitad del siglo IX se produce un importante avance del reino de Asturias, cuyo ejército toma la ciudad de León en el año 876, bajo el reinado de Alfonso III, consiguiendo dominar buena parte del valle del Duero. Conscientes los musulmanes del riesgo que suponía este avance de los cristianos, decidieron establecer un sistema defensivo de fortalezas, torres vigías, castillos y atalayas, convenientemente distribuidos, dispuestos en lugares estratégicos, a lo largo y ancho del territorio actual de la comunidad autónoma, al sur de las sierras centrales entre el Duero y el Tajo, para la defensa de Toledo y de los territorios meridionales con el que intentaron detener el avance de los reinos cristianos. Este cinturón serviría también, para conocer el peligro de antemano, permitiendo así una rápida organización de ataque. Durante el día, mediante humaredas y por la noche, con hogueras y fogatas, se comunicaban entre sí las distintas guarniciones.


(Documentación extraída de:
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