lunes, 22 de diciembre de 2008

Celebraciones del Real Madrid


CELEBRACIONES DEL REAL MADRID

El entorno de la Fuente de Cibeles es lugar tradicional de encuentro para la celebración de los títulos del Real Madrid Club de Fútbol.


La historia de la relación entre ambos se remonta al 18 de junio de 1986, cuando el entonces futbolista del Real Madrid, Emilio Butragueño, marcó cuatro goles en un partido de la Copa Mundial de Fútbol de 1986 de México entre las selecciones de España y Dinamarca en la eliminatoria de octavos de final. Este acontecimiento hizo que varias decenas de personas de concentraran en la citada fuente al grito de "Oa, oa, oa, Butragueño a La Moncloa".

Desde entonces la Fuente de Cibeles pasó a ser el lugar de celebración de las victorias más importantes y títulos del Real Madrid. En un principió todo el mundo se encaramaba a la fuente en las celebraciones, pero velando por la conservación del monumento el Ayuntamiento de Madrid restringió el acceso únicamente a los jugadores, pasando más adelante a permitir el acceso sólo al capitán del equipo, colocándose una pasarela alrededor de la fuente para los festejos.

En la celebración de la Liga 2006/07 solamente se permitió que el capitán del equipo, Raúl, le colocara una bufanda del equipo a la escultura desde una grúa. Para la temporada 2007/2008, el Real Madrid y el Ayuntamiento de Madrid, han firmado un acuerdo para que de nuevo Raúl suba a la Cibeles. Y así lo hizo ayer día 4 de Mayo de 2008, el Madrid consiguió ganar la liga de forma matemática y por meritos propios en Pamplona ante el Osasuna y de nuevo como años anteriores la Cibeles lució las galas típicas madridistas colocadas por el Capitán.

Fotos: - Fuente de Cibeles.








Curiosidades de la Fuente de Cibeles


CURIOSIDADES DE LA FUENTE DE CIBELES


* El grifo y el oso. Fueron añadidos en 1862 en sustitución de los incómodos caños que había, pero en 1895, cuando la fuente se trasladó al centro de la plaza, estas dos figuras se suprimieron definitivamente. El oso era ya una piedra poco reconocible por lo que se optó por su destrucción, pero el grifo estaba en buenas condiciones así que se guardó en los almacenes de la Villa, junto con otras piezas de monumentos varios donde quedó abandonado y olvidado. Cuando a finales del siglo XX se restauró la Casa de Cisneros, alguien se acordó del grifo de Cibeles y fue trasladado al jardincillo de este edificio. Por su parte, el oso, que se volvió a esculpir de nuevo, adornaba uno de los Paseos de la Casa de Fieras del Retiro. En la actualidad, tanto el oso como un dragón forman parte de las colecciones del Museo de San Isidro de Madrid, en cuyo patio renacentista pueden contemplarse, junto a los remates de tritones y nereidas de las "cuatro fuentes" del Paseo del Prado.

* La verja. En esa misma ocasión del traslado de la fuente se le añadió una verja rodeándola por entero. A través de los años, en una nueva remodelación la verja desapareció sin que el Ayuntamiento diera explicación alguna y la gente se olvidó de ella, hasta que hace poco (finales del siglo XX) la prensa dio con su paradero por casualidad y lo informó: Se halla en la entrada al recinto de la sede de la banda de cornetas y tambores de la Policía Municipal que está ubicada cerca del Puente de los Franceses.

* En 1841 fue robado el cañón de bronce que asomaba por la boca del oso, costando su reparación 1.800 reales.

* En 1931 fue arrancada su mano izquierda.

* Posteriormente, durante la Guerra Civil Española, hubo de protegerla mediante una compleja obra de ingeniería por parte de uno de los bandos, que aún dominaba Madrid, cubriendo la fuente de Cibeles con una montaña de sacos terreros para protegerla contra las bombas y disparos del bando enemigo (que ya habían causado deterioros durante un bombardeo quedando muy dañada en su brazo derecho, nariz, así como en el morro de uno de los leones.), gracias a lo cual se evitaron daños mayores en el monumento.

* En los años 1994 y 2002, la escultura fue mutilada, siéndole arrancada en ambas ocasiones una mano; en una de las ocasiones la mano original apareció, pero en la otra no, teniendo que ser sustituida por una nueva de origen moderno.

* Teñida de pintura fosforescente en varias ocasiones.

* Fuente de Cibeles en México. En la Plaza de Cibeles, Avenida Oaxaca a 2 cuadras del metro Insurgentes, en Ciudad de México, se encuentra una réplica exacta de la fuente madrileña. Fue donada por la comunidad de residentes españoles en México. Se erige como símbolo de hermanamiento entre ambas metrópolis. Fue inaugurada el 5 de septiembre de 1980.



Fotos: - Fuente de Cibeles.

Descripción de la Fuente de Cibeles


DESCRIPCIÓN DE LA FUENTE DE CIBELES

La figura principal es la diosa Cibeles, obra del escultor Francisco Gutiérrez. Está montada en un carro dispuesto sobre una roca que se eleva en medio del pilón. Sentada en el carro aparece la diosa vestida con un fino manto. En sus manos lleva un cetro (mano derecha), símbolo del poder universal y las llaves de la ciudad (mano izquierda), en el pedestal se esculpieron un mascaron que escupía agua por encima de los leones hasta llegar al pilón, más una rana y una culebra que siempre pasan desapercibidas. Dos leones esculpidos por el francés Roberto Michel, tiran del carro. Los leones representan a los personajes mitológicos Hipómenes (o Melaión) y Atalanta, la gran cazadora del grupo de Diana. Hipómenes se enamoró de ella y consiguió sus favores con la ayuda de Afrodita y del truco de las manzanas de oro, pero al cometer los amantes sacrilegio cuando se unieron en un templo de Cibeles, Zeus se enfureció y les convirtió en leones condenándoles a tirar eternamente del carro de la gran diosa.
La fuente no sólo era un monumento artístico sino que tuvo desde el principio una utilidad para los madrileños. Tenía dos caños que se mantuvieron rústicos hasta 1862. De uno se surtían los aguadores oficiales que solían ser asturianos y gallegos y llevaban el agua hasta las casas y del otro el público de Madrid. En el pilón bebían las caballerías. El agua procedía de un viaje de aguas que, según la tradición,databa de la Edad Media de la época en que Madrid era musulmán. Tenía fama de poseer buenas propiedades curativas de cualquier mal. Los caños eran incómodos y de difícil acceso y estaban situados en el lugar donde hoy saltan los surtidores. Precisamente por eso en el año 1862, el Ayuntamiento decidió cambiarlos por dos figuras artísticas y de diseño simbólico para la villa de las que manaba ampliamente el agua: un oso y un grifo (animal mitológico equivalente al lagarto) que además fueron colocadas de manera que se facilitara el acercamiento de las gentes.

En 1895 fue el traslado de la fuente al centro de la plaza. Con motivo de las obras pertinentes se hicieron nuevas remodelaciones. Se colocó el monumento sobre cuatro peldaños y se le rodeó de una verja para evitar en este caso el acceso. La fuente ya no cumplía su cometido porque la mayoría de las casas tenía o empezaba a tener agua corriente, por lo que el añadido del grifo y el oso se quitó, volviendo así al primitivo proyecto de Ventura Rodríguez. Además se añadieron en la trasera dos amorcillos; uno (cuyo autor es Miguel Ángel Trilles) vierte agua de un ánfora, y el otro (su autor es Antonio Parera) sostiene una caracola. Pero con este cambio no se perdió la traída de aguas del viaje antiguo y para suplir la fuente como tal se construyó una fuentecilla con caño en la esquina de la plaza, del lado de Correos. Esta fuentecilla siguió siendo todo un símbolo para el pueblo de Madrid que allí acudía a llenar cántaros, botijos y botellas, como sus antepasados. La fuentecilla dio lugar a que la música le dedicara una canción: "Agua de la fuentecilla, la mejor que bebe Madrid…".

A mediados del siglo XX el agua de la fuente se hizo más artística con el añadido de surtidores y diversos chorros formando cascadas y agregando la iluminación de colorines que hizo las delicias del pueblo madrileño. En el estanque superior hay dos surtidores verticales que alcanzan los 5 m. de altura, acompañados de una serie de chorros inclinados que envían el agua desde la diosa hasta la parte externa.


Fotos: - Fuente de Cibeles.








Historia de la Fuente de Cibeles



HISTORIA DE LA FUENTE DE CIBELES



Fue trazada durante el reinado de Carlos III. Parece ser que en principio iba destinada a los Jardines de La Granja de San Ildefonso en Segovia, pero cuando se empezó a remodelar el ancho Paseo del Prado, la fuente se colocó frente al palacio de Buenavista, muy cerca de él, a la entrada del Paseo de Recoletos y mirando hacia la otra gran Fuente, la de Neptuno, como parte de las obras de ordenación del Paseo del Prado.

Este proyecto, iniciado por José de Hermosilla bajo la supervisión del Conde de Aranda, se basaba en crear un espacio circoagonal limitado en los extremos por dos fuentes dedicadas a los dioses mitológicos Cibeles y Neptuno. En el centro, se situaría además una fuente dedicada a Apolo. A la muerte de Hermosilla en 1775, Ventura Rodríguez se hizo cargo de las obras, y él mismo se encargó del diseño de las fuentes, incluida la Cibeles, cuyo proyecto y presupuesto fue presentado en marzo de 1776. Aprobado el proyecto de Ventura Rodríguez, las obras de la Fuente de la Cibeles comenzaron en 1780, encargándose de su realización los escultores Francisco Gutiérrez y Roberto Michel, así como el adornista Miguel Ximénez.

Entre ella y el Palacio había unos edificios pequeños donde estaba ubicada la Inspección de Milicias y más tarde la Presidencia del Consejo de Ministros, hasta que en 1780, se incendió todo el grupo.

Instalada la fuente en 1782, no funcionó hasta el año 1792.

En 1895 se trasladó el monumento al centro de la plaza, colocando a la diosa mirando al primer tramo de la calle de Alcalá. Este traslado levantó mucho revuelo y críticas que se vieron reflejadas en la prensa de la época donde se dieron todos los detalles de la polémica entre el Ayuntamiento y la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Hasta el año 1981 no hubo ninguna restauración.

Fotos: - Fuente de Cibeles.








lunes, 8 de diciembre de 2008

Fuente de Cibeles

FUENTE DE CIBELES



La fuente de Cibeles se encuentra en la Plaza del mismo nombre.

Se instaló en 1782 en el Salón del Prado, junto al Palacio de Buenavista, de cara a la fuente de Neptuno (actualmente en el centro de la plaza de Canovas del Castillo, en el Paseo del Prado junto al Palacio de Villahermosa, actual Museo Thyssen-Bornemisza, y al Hotel Palace). La actual plaza se llamó al principio Plaza de Madrid y en el año 1900 tomó el nombre plaza de Castelar. En la actualidad está delimitada por los grandes edificios del Palacio de Buenavista (Cuartel General del Ejército), Palacio de Linares (Casa de América), Palacio de Comunicaciones (antes sede de Correos y actualmente de la Alcaldía de Madrid) y Banco de España. Lo curioso es que cada uno de estos monumentos pertenece a un barrio distinto de Madrid.


Incluye a la diosa Cibeles, símbolo de la Tierra, la agricultura y la fecundidad, sobre un carro tirado por leones. Los encargados de su realización fueron Francisco Gutiérrez (figura de la diosa y el carro), Roberto Michel (los leones) y el adornista Miguel Ximénez, de acuerdo con el diseño de Ventura Rodríguez. La diosa y los leones fueron esculpidos en mármol cárdeno del pueblo de Montesclaros (Toledo), y el resto en piedra de Redueña, localidad enclavada a 53 Km. al norte de Madrid, cerca de la sierra de La Cabrera.


Fotos: - Fuente de Cibeles.

Plaza de Cibeles

PLAZA DE CIBELES



Es la segunda plaza más popular de Madrid, por detrás de la Puerta del Sol, en cuyo centro está situada la Fuente que le da su nombre.

A finales del siglo pasado, el Alcalde Alberto Bosch ensanchó la plaza dándole la forma circular que tiene en la actualidad y trasladó la fuente al centro de la misma desde el lateral donde estuvo siempre, junto a la verja del Palacio de Buenavista.


Como en aquella época, la plaza no tenía ninguna denominación oficial, fue bautizada con el nombre de Plaza de Madrid hasta que, en 1900, recibió el de Castelar, nombres que no prosperaron porque para los madrileños seguía siendo la castiza y popular Plaza de Cibeles.

Hipómenes y Atalanta

HIPÓMENES Y ATALANTA



Atalanta era una joven griega quien todavía no conocía el amor. Por este motivo decidió acudir a Shansira, portadora del oráculo y experta en las artes adivinatorias. Esta la había vaticinado grandes desgracias si contraía matrimonio. La doncella perdió por ello el poco interés que tenía por casarse y se dedicó a lo que más le gustaba: la caza.

Como era una mujer muy hermosa y tenía muchos pretendientes detrás suya, se le ocurrió la idea de proclamar que cualquier hombre que aspirase a desposarla debía competir con ella en una carrera. Aquel que ganara, conseguiría su mano. Al que perdiera ella misma se encargaría de darle muerte. Aunque cualquier persona en sus cabales se hubiera mantenido alejada de semejante reto, parece ser que muchos jóvenes griegos con especial despego a sus vidas buscaron suerte y encontraron el final de su lanza.


Para desgracia de Atalanta y regocijo de Shansira, uno de ellos ganó la carrera. Un joven apuesto llamado Hipomenes que durante largo tiempo estuvo enamorado de Atalanta y nunca tuvo el atrevimiento de confesárselo y vio en esta empresa una oportunidad de conseguir lo que por tanto tiempo había anhelado. El muchacho en cuestión, había pedido ayuda a Afrodita, quien le había entregado tres manzanas de oro del jardín de las Hespérides. Siguiendo el consejo de la diosa, Hipomenes arrojó uno a uno los tres frutos durante la competición, provocando que Atalanta se detuviera en mitad de la carrera a recogerlos y llegara después que él a la meta. Hipomenes era listo y consiguió a su amada, pero no lo suficiente, porque se le olvidó agradecer a la diosa del Amor el favor que le había concedido.


Afrodita, que era especialmente vengativa, encendió la pasión de los dos amantes cuando pasaban junto a un templo de Cibeles, excitándolos de tal forma que no pudieron controlarse y tuvieron que satisfacer sus deseos allí mismo, delante de la Diosa. El castigo por profanar el suelo sagrado no se hizo esperar, y Zeus apareció enfurecido, los convirtió en leones y los unió al carro de la Diosa Cibeles por toda la eternidad.


Desde entonces los dos amantes permanecen juntos sin poderse tocar en la tan famosa fuente madrileña, incluso si uno alguna vez presta atención y consigue separar el ruido del trafico y la multitud que rodea al conjunto, puede escuchar a los enamorados haciéndose confesiones de amor eterno.


“Los hombros se convierten en paletillas, todo el peso se carga en el pecho y con la cola barren la superficie de la arena. En su rostro hay ira, en vez de palabras lanzan rugidos,
en vez de casas habitan la selva y, leones temibles para los demás, muerden con sus dientes domeñados los frenos de Cibeles.” (
Ovidio, Metamorfosis, Libro X. Canción de Orfeo).


Autor: Raquel Sánchez.


Relatos Jamás Contados