Antiguo Café y
Botillería de Pombo, ocupaba los sótanos de la finca de la calle
Carretas esquina a San Ricardo a espaldas de la Casa de Correos, hoy
sede del Gobierno Autónomo de Madrid, en la Puerta del Sol, donde
Ramón Gómez de la Serna instauró la tertulia más importante y más
seguida de Madrid y donde en su nacimiento se prohibió hablar de la
guerra y
la política estaba vetada, sirviendo como
refugio de todos aquellos que se hartaron de otros Cafés donde sólo
se hablaba de eso. Este café fue un edén sagrado de la cultura
liberal y vanguardista de la época, liderado por el genial
periodista y escritor Ramón Gómez de la Serna, el mago de las
letras creador de maravillosas greguerías y uno de los mayores
exponentes del periodismo.
La conocida tertulia del
Café Pombo fue creada en 1912, se estableció los sábados por la
noche, después de la hora de cenar. En el viejo sótano se reunían,
tanto renombrados como nuevos, incluso hasta las 3:00 de la
madrugada. La luz que alumbraba el Café era de gas, sin calefacción,
decorado por espejos con anchos marcos, algunos de caoba y otros
dorados. La imagen de la Virgen del Carmen figuraba como patrona. En
las tertulias se sentaban sobre una larga mesa, todos con sombreros
de copa. Al fondo una escalera de caracol. Un buzón donde dejar las
cartas a Ramón Gómez de la Serna. Divanes rojos, banquetas de
terciopelo y cortinillas en la puerta completaban la ornamentación
del espacio.
La tertulia de Pombo fue
asentándose paso a paso durante sus dos primeros años de vida, se
recreció durante la guerra y, al término de ésta, entró en su
sazón, que culminaría con la gran influencia que tuvo en la segunda
década del siglo y primeros años treinta.
Aquel mítico
emplazamiento cultural. En aquel histórico sitio se vieron pasar a
la gente de la Generación del 14.
"Necesito Café
en que reunirme en día fijo con los míos. Café por decirlo así
'propio' en que tomar confianza con un espacio ajeno pero cerrado a
través de los muchos años que pienso vivir dedicado a la faena
literaria". ”Busco y encuentro Pombo, inmediato a la Puerta
del Sol, detrás de su Ministerio de Gobernación, a un paso de todos
los tranvías y por tanto propicio a todas las citas.".-
decía Ramón Gómez de la Serna.
Uno de los contertulios,
el estudiante de medicina y luego doctor, Francisco Vega Díaz,
contaba de sus sábados Pombianos, desde que en el año 1924 empezara
a frecuentar la tertulia y las cenas del sábado (a las 10 de la
noche, cuando llegaba Ramón de la Revista de Occidente). Varias
anécdotas nos relata el doctor, una relativa al carácter bondadoso
de Ramón y a su sinceridad vehemente; nos cuenta:
"Cuando
alguien le dijo una noche con su miajita de mala intención que a
Marañón no le gustaba su estilo literario, echóse a reír
campanudamente, diciendo con toda honestidad que el fiel de la
balanza se inclinaba a su lado, porque a él, contrariamente, le
placía el castellano sencillo y puro del doctor: '¡Pesa más, pesa
más, mi opinión sobre Marañón que la suya sobre mí, porque
siempre pesa más el elogio que la crítica!"
Aporta una tarjeta postal
remitida por Ramón desde París (con matasellos de 24 de noviembre
de 1935), en una de sus ausencias de Pombo:
"Caballeros de la
tertulia Pombiana de los sábados. Café Pombo, Carretas, 4"
"Estaré en la tertulia el sábado 29. Abrazos del camarada
Ramón Gómez de la Serna"
En cada uno de sus
viajes, Ramón busca entre los cafés e intenta reproducir la
tertulia de Pombo. Cuando Ramón vuelve a España en 1949, visita y
reproduce uno de sus sábados Pombianos: y (como en su greguería) el
pie se le debió quedar como con sabor a sifón.
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