martes, 6 de noviembre de 2007

Cerro "El Castro" (Dehesa de La Oliva) (Patones)

CERRO “EL CASTRO” (DEHESA DE LA OLIVA) (PATONES)

¿Quién dijo que no había restos en nuestras tierras?, hasta ahora en todo lo escrito aquí y en numerosos artículos relacionados con la prehistoria e historia de la Península siempre o casi siempre aparece mencionada nuestra Comunidad y seguramente no acabará aquí, a medida que se realicen excavaciones seguirán saliendo muestras de siglos anteriores, un ejemplo claro lo tenemos en el famoso intercambiador de Sol, que nunca acaba (parece la Obra del Escorial), es una excavación reciente y aunque es una zona ya habitada hace muchos años ha sido ahora, a consecuencia de las obras que se están llevando a cabo, que se ha descubierto una antigua Iglesia.

Madrid esconde muchos secretos, botines y reliquias, ¿imitamos a los piratas?, saquemos los mapas y vayamos en Busca del Tesoro.

- ¡Mi Capitán, Mi capitán!, allí veo algo que asoma.

- Vayamos a verlo Grumete, no perdamos tiempo, a toda máquina, desembarquemos en el Cerro “El Castro” de la Dehesa de la Oliva.

Navegando con nuestro barco por el Río Lozoya, atracamos en la margen derecha. Con vista de pájaro divisamos un alto cerro, cortado a pico, que constituye el extremo oriental de la cadena montañosa que se extiende a lo largo de la cuenca del Jarama. Dicho cerro es conocido con el nombre de La Dehesa de La Oliva, situado en el término municipal de Patones y tierras comunales de Alpedrete de la Sierra.

Después de coger nuestros enseres para la travesía, emprendimos camino hacía el terreno que nuestros ojos habían observado desde la cubierta. El camino era bastante complicado, nos costaba abrirnos paso pero al fin encontramos un pequeño pasillo que nos permitió llegar a la cima del punto fijado.

El acceso al cerro se limita a una parte, pues por las zonas Este, Oeste y Norte es prácticamente inaccesible debido a los cortes que tiene la tierra por esos lugares y las curvas de nivel con pendientes de hasta el 60%, así únicamente se puede acceder por la ladera Sur.

Los yacimientos descubiertos en este cerro fueron hallados debido a las excavaciones arqueológicas realizadas con motivo de la construcción del canal del Jarama para llevar las aguas a Madrid.

En los trabajos realizados se encontró un poblado que defendía el acceso a la meseta castellana, caracterizado por varios tramos de murallas y viviendas de mampostería con mortero de barro, formando manzanas longitudinales, así como muretes para contención de aguas llamados albercas.

En la actualidad aún quedan restos visibles de los habitantes de aquella época que pueden ser visitados a diario.

Con el Sol poniente decidimos volver a nuestro navío y contar nuestras hazañas de ese día al resto de la tripulación que no nos había acompañado y ya que el día nos había dado tantas aventuras, el cuerpo notaba los esfuerzos cometidos, así que después de una abundante y rica cena todos los participantes en la expedición nos retiramos a nuestros camarotes, para al día siguiente, con gran sorpresa, despertarnos con el dulce sabor de haber conocido algo más de nuestra región pero que la tan flamante goleta en la que prestábamos servicio había sido literalmente un sueño maravilloso pero imposible de realizar, pues en los caudales de hoy en día no cabe una pieza tan grande como la imaginada.

Y habiendo recorrido todos estos lugares junto a nuestros amigos del ciclo de la cultura romana, venían pidiendo paso los nuevos propietarios de la comarca: Los Visigodos.

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