CERRO DE LA GAVIA (VILLA DE VALLECAS)
- ¿Y tu de donde eres? – me preguntó.
- Yo de Vallecas – respondí.
- Uff, que barrio más chungo –me replicó.
- ¿Chungo?, ¿por qué dices eso?, ¿acaso lo conoces a fondo? – le contesté.
- No, pero tiene mala fama y bueno cuando el río suena agua lleva - manifestó.
- Ni río ni nada, no puedes hablar de algo que no conoces, Vallecas es un barrio obrero, de gente humilde y trabajadora, no hables de lo que no sabes, la fama que le otorguen es una cosa y lo que refleje la realidad es otra, es un barrio como otro cualquiera en donde sucede lo mismo que en otros distritos, incluso en los más chips de la capital, únicamente se distingue de ellos que cuando en Vallecas sucede algo le dan más bombo y platillo que en el resto.
Era una de las típicas conversaciones que solía oír siempre que alguien mencionaba la tan infravalorada Vallecas, por culpa de medios de comunicación y el boca a boca que pone de manifiesto solamente las cosas malas, este barrio tan extenso de la Comunidad y con numerosas cosas que destacar tanto en su cultura como en labores que se han llevado a cabo en él, se gana siempre la tan “mala fama” de ser uno de los peores distritos de Madrid y ahora hago yo reflexionar al que lea estas líneas y tenga esa opinión y le pregunto a su vez ¿tan mal barrio sería cuando incluso figuramos en la Historia de Madrid?, sigue, sigue leyendo y veras la importancia en hechos históricos de este conjunto Villa y Puente.
El Cerro de la Gavia enclave situado en la Villa de Vallecas, municipio de Madrid, antiguamente llamado Valle del Kas, que gozaba de estar en un punto privilegiado no sólo por el aspecto de tipo defensivo y de control del territorio, sino también por la accesibilidad a los recursos de la vega del Manzanares, las tierras de cultivo y la explotación del bosque para la caza y la recolección.
Las excavaciones arqueológicas en este poblado de la Edad del Hierro han permitido distinguir cuatro fases distintas de ocupación llevadas a cabo en este cerro, las cuales se produjeron en el Paleolítico, II Edad del Hierro, Tardo Antigüedad y Guerra Civil Española. La ocupación más importante del lugar, de todas las fases descubiertas, se produjo en la II Edad del Hierro.
Aunque el cerro presentaba en el pasado una extensión mayor, llegando a alcanzar el caserío una superficie de dos lomas cercanas, en la actualidad su área no supera las 0,3 hectáreas.
La ocupación del terreno durante la fase mas importante constata una presencia humana prácticamente ininterrumpida en el lugar desde el siglo IV a.C. hasta el siglo I d.C.
Uno de los establecimientos se levantó sobre las estructuras de un poblado anterior, este nuevo se trataría de un poblado articulado a partir de dos calles, cuya entrada se ubicaría en la zona norte del cerro. Se cree que esta entrada estuvo amurallada y protegida por dos bastiones.
Las excavaciones realizadas pusieron al descubierto la calle Este, compuesta por una hilera de casas que cerraba el poblado por su parte oriental y la manzana central del caserío. Las viviendas que daban a la otra parte se levantaron sobre una terraza artificial y sus traseras servirían a modo de muro de fortificación. La manzana central contaba con dos filas de casas que debían tener accesos por las dos calles que la delimitaban.
Este hábitat debió de ser abandonado en la segunda mitad de la centuria. Que no se hayan recogido apenas materiales arqueológicos hace suponer que este abandono se produjo pacíficamente y sin dilatarse en el tiempo, pues la siguiente fase se levanta encima de la planta de los restos de esta. El poblado estuvo habitado hasta finales del siglo I d.C. tal como lo atestiguan las producciones de cerámicas encontradas que están fechadas en el final de la Edad del Hierro y comienzos de la ocupación romana.
El yacimiento del Cerro de La Gavia nos demuestra que fueron pueblos relacionados entre sí, incluso se sabe que en aquellos momentos la población debía desbordar los límites del cerro principal. El abandono de la tercera fase también se llevo a cabo sin violencia como lo demuestra la ausencia de restos de fuego y materiales. Este abandono estaría provocado por un retroceso demográfico o por la necesidad de buscar cobijo en el núcleo principal, dotado de estructuras defensivas (foso y muralla).
Debió de tratarse de un conjunto con un número de habitantes reducido, rodeado de tierras de monte bajo, fértiles para el cultivo de cereales y la ganadería. En este sentido, no hay que olvidar que la vega del Manzanares se utilizó desde siempre para el aprovechamiento ganadero y que por las cercanías del yacimiento atraviesa la Cañada Real Galiana (donde tantos problemas hay hoy en día por la ocupación de los terrenos y construcciones masivas de forma ilegal). En un momento determinado se produjo su incorporación a la cultura romana. Esto se explica por la proximidad de ciudades como Complutum, Titulcia, villa de Villaverde Bajo, etc… lo que permitía continuos contactos.
Las casas de este cerro estaban realizadas con zócalos de piedra (yesos, calizas y pedernales), adobe (tierra y paja), madera de pino y tierra, contaban con un pequeño banco así como vasares al fondo de la estancia que servían a modo de estante para depositar objetos, el recinto central contaba con estancias a los dos lados que formarían parte del mismo espacio doméstico y seguramente se comunicaban con este desde el interior; en el centro de las viviendas se encontraban los hogares que eran utilizados a modo de cocina para preparar los alimentos o bien como medio de calor para hacer frente a las inclemencias del tiempo; en un solo caso se ha encontrado un silo que servía como habitación para guardar el cereal recolectado.
Los materiales encontrados se centran únicamente en unas pocas cerámicas e industria licita, pues debido a la erosión del terreno tanto las edificaciones como los restos han ido desapareciendo y pocos son los elementos que se conservan en la época actual.
1 comentario:
voy bastante con la bici y no tenia ni idea de lo que hay allí,la proxima vez iré con otras perspectivas.
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