LA VIRGEN DE LA ALMUDENA: HISTORIA
Madrid, la que es actual capital de España y la que llegó a ser capital del gran imperio español, fue en el siglo VIII una simple villa. Ni siquiera hoy en día se conoce con seguridad su antiguo nombre: Mantua, Miacum, Ursaría, Carpetanía, Mayrit,...
Sin embargo, los musulmanes estaban convencidos de que Madrid era un lugar estratégico y defensivo por lo que tomaron la decisión de establecer en este lugar una gran fortaleza. Los cristianos, por aquel entonces habitantes de la ciudad, al saber del inminente ataque musulmán, fueron presas del pánico y de la consternación de saber que podían perder en la contienda sus reliquias más queridas. Así fue que hubo una convocatoria popular para idear como salvar a la venerada imagen de la Virgen María, la Virgen de La Almudena, que según la tradición, había sido traída a esta villa por un discípulo del Apóstol Santiago en el año 38 de nuestra Era. Dicho apóstol evangelizó la península, se le apareció la Virgen en Zaragoza y sus restos mortales se encuentran en Santiago de Compostela. Todo el pueblo se reunió en la iglesia para pedir la protección de la Virgen, dispuestos a defender su querida y venerada imagen contra todos los infieles que osaran atacarla y con ello dañarla, incluso provocar su desaparición.
Un buen sacerdote de la parroquia se subió al altar, con gran emoción y devoción, les dijo así a los madrileños allí congregados:
"Hijos míos: Los enemigos de nuestra fe han invadido todas las ciudades, villas y aldeas de España. ¡Es inútil la resistencia! ¡Dios así lo quiere! Es preciso que acatemos su santa voluntad, pidiendo de rodillas perdón por nuestras culpas. El que se encuentre con fuerzas para pelear, que pelee hasta morir en defensa de nuestra sacrosanta religión. Y aquel que sobreviva al duro combate, en el que sin duda seremos vencidos, que corra hacia las montañas donde se reúnen las huestes de los soldados de la Cruz, al mando de don Pelayo, para hostigar cuanto puedan a los invasores y trabajar por la libertad de la Patria.
Muza está en Toledo; conquistada esta ciudad, pronto el infiel caudillo se hallará delante de nuestros muros; antes de que esto suceda, antes de que Madrid caiga en sus manos, es preciso que pensemos en salvar los objetos que nos son más queridos. La Virgen Santísima, a quien tanto veneramos, que siempre ha sido nuestra abogada y protectora, que siempre ha oído clemente nuestras oraciones, no ha de caer en manos de nuestros enemigos, no hemos de permitir que su preciosa imagen sea profanada por los infieles.
Ocultémosla, mientras peleamos contra ellos, en el cubo de esta muralla contigua a este santo templo. Si vencemos, todos sabemos dónde la hallaremos para darle gracias por la victoria, y si, por desgracia, somos vencidos, líbrese, oculta en la muralla, del furor de los mahometanos".
El pueblo escuchó ensimismado y en silencio el discurso del anciano sacerdote y quedó aprobada en el mismo instante su proposición. Fue bajada la imagen del camarín donde se hallaba y conducida en procesión hasta la muralla donde se le construyó un nicho en el que fue colocada, dejando dos luces encendidas para que la alumbrasen. Acto seguido, se tapió el nicho y se dejó el muro en la misma forma que estaba.
Durante un período de tres siglos y medio sufrió Madrid el asedio de los árabes.
¿Qué pasaría con la talla oculta? ¿Se descubriría en años posteriores o seguiría escondida para siempre?. La Historia, sabía como ella sola, tenía un futuro y un propósito para ella que en siglos venideros fue revelado.
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